El mundo de los puertos marítimos es apasionante, complejo y enorme tal como lo muestra una conferencia internacional de las ciudades portuarias organizada este año por la Red Internacional de Puertos (AIVP), en Riga, la capital de Letonia, uno de los países bálticos del norte de Europa.
Los especialistas en puertos recuerdan al zorro del filósofo Isaiah Berlin, que se mueve constantemente entre nuevas ideas y experiencias, y que a diferencia del erizo tiene muchas interpretaciones del mundo. El evento atrae planificadores, economistas, alcaldes, empresas marítimas, profesores, expertos en cambio climático, que explican y proponen medidas para mejorar las ciudades portuarias. Es que trabajar con ciudades y puertos requiere una mirada multidisciplinaria por la variedad de temas involucrados.
Un puerto es mejor cuando es más eficiente y eso se mide por la capacidad de administrar mayor volumen de mercancías con el mejor equipo técnico de personas y la superior tecnología. La competitividad de los puertos se determina por la influencia geográfica y global de la ciudad portuaria, y por la capacidad de la región o país de exportar productos demandados por la economía internacional. El Consejo Mundial de Transporte Marítimo publica un ránking de competitividad de puertos, que, en el 2016, el más reciente, muestra que de los principales 50 puertos globales de contenedores, 29 son de Asia, y solo aparecen dos de América Latina; Santos de Brasil, y Colón de Panamá.
El cambio climático es una de las variables más preocupantes de las ciudades portuarias porque las ciudades costeras están en zonas de baja latitud y son vulnerables a tormentas, inundaciones, y huracanes. Además, los puertos son intensivos en energía y producción de desechos por lo que contribuyen considerablemente en la emisión de dióxido de carbono, CO2 . En el 2030, de acuerdo con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, se alcanzará el umbral de calentamiento de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales (de seguir con los presentes hábitos de consumo y producción), y eso presionará en especial a las ciudades costeras. El calentamiento global está reduciendo la capa de hielo de la ruta ártica, en el norte, lo que va a permitir el paso de buques de carga de manera constante sobre el norte de Europa modificando así la geopolítica global.
Los puertos también están integrados a las ciudades, por lo tanto, la vida con los residentes se determina por el empleo. Usualmente las decisiones de inversión se determinan entre la autoridad portuaria y los inversionistas sin tomar en cuenta a los residentes. La velocidad que requiere la mejora de los puertos está acelerando la necesidad de innovar, y eso provoca que más conocimiento especializado prevalezca antes que la fuerza laboral masiva. En 1960 cuando Nueva York era el puerto más activo del mundo tenía empleados a 35.000 estibadores, y hoy solo tiene poco más de 3.000. En muchos puertos de Asia y Europa se están creando líneas de carga totalmente automatizadas.
La ciudad que acoge el puerto puede ser expandida con buenos diseños urbanos, las áreas de ríos aledaños ofrecen un potencial enorme como fuente de ingresos por efecto de captura de plusvalías, que es el aumento en propiedades y terrenos por efecto de la renovación urbana. Un puerto marítimo, de lagos o ríos, puede ser una explanada de comercios y restaurantes que además se convierte en espacio social y generador de empleos. Ejemplos son Puerto Montt en Chile, Puerto Madero en Buenos Aires, Al-Alamein en Egipto, y los múltiples megadesarrollos en el sur de China.
Las tecnologías son esenciales, en especial aquellas que están sirviendo para ahorrar energía y reducir la emisión de CO2 , y que cuentan con tecnologías de conservación. Por otro lado, los avances en logística y transporte multimodal ayudan a reducir tiempos de desplazamiento y costos de movilidad. La robotización, la tecnología en la nube, la inteligencia artificial, y los sistemas de logística inteligente son ahora obligatorios antes que accesorios para tener puertos de primera calidad.
Es muy necesario enfatizar lo siguiente: los puertos son esenciales para importar y exportar, pero, antes de eso, la ciudad y el país deben producir los bienes con competitividad internacional. Los tratados de comercio e integración ayudan, pero son complementos del potencial exportador. Por otro lado, hay situaciones en los que la mala calidad de los puertos limita el comercio –muchas de las infraestructuras portuarias en la región tienen décadas de antigüedad–, y tal vez esta constituya una variable donde América Latina debe poner el acento.
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