Más de un millón de personas y 80.000 hectáreas de cultivo están padeciendo por falta de agua en Piura. El Senamhi reporta que prácticamente no llovió en la costa y sierra norte los primeros 20 días de octubre. Piura tuvo, al menos, 27 días consecutivos de sequía. El caudal de los ríos Chira y Piura ha disminuido en 80%. Pero esa es solo una parte del problema, la parte que es responsabilidad, digamos, de la naturaleza o, si usted prefiere, del cambio climático. Hay otra parte que es responsabilidad humana o, mejor dicho, estatal. El reservorio de Poechos, la principal fuente de agua de Piura, tenía una capacidad de almacenamiento de 1.000 millones de metros cúbicos, que hoy se ha reducido a 400 millones por falta de mantenimiento. Eso alcanza para un mes. El canal San Lorenzo, parte del sistema de riego del mismo nombre, necesita un revestimiento que cuesta S/32 millones y que lleva años esperando que se licite.
Pero el drama que se vive en estos días no debe hacernos olvidar la realidad del servicio de agua y desagüe, que, en condiciones supuestamente normales, es también dramática. Piura es el segundo departamento más poblado del país y el cuarto en tamaño del PBI (solamente detrás de Lima, Arequipa y Cusco). Sin embargo, está a media tabla en porcentaje de población con acceso a la red pública de agua (88%) y antepenúltimo en porcentaje de población con disponibilidad de agua potable las 24 horas del día (18%, delante solamente de Tumbes y Loreto).
La situación es paradójica porque la EPS Grau, que presta el servicio en Piura, es una de las que mayor producción de agua potable tiene por habitante entre las EPS grandes (aquellas que atienden más de 40.000 conexiones domiciliarias). Su producción de agua potable ha crecido 70% en los últimos 20 años, casi el triple que el crecimiento de la población departamental. Hay suficiente agua para que cada familia piurana de cuatro personas consuma 35 metros cúbicos al mes, lo que se consume en los distritos más acomodados de Lima. Claramente, hay un problema de distribución. El agua no se bombea continuamente o se pierde en el camino.
La empresa no puede hacer las inversiones necesarias para garantizar un suministro adecuado porque tiene una deuda que no puede pagar y lleva más de 20 años en un proceso concursal. Mejor sería declararla en quiebra y privatizarla.