“Ha comenzado el derrumbamiento de los muros y comienza a desplegarse la aurora”. Con estas palabras Abimael Guzmán Reinoso dio inicio a la lucha armada contra el Perú y todos los peruanos en 1979. Fallecido Guzmán, el reto que deberá enfrentar el Estado Peruano es lograr acabar con esa mentira llamada ‘pensamiento Gonzalo’ e impedir que sobre la historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso se construya un mito.
Abimael Guzmán fue un asesino que impuso una insania terrorista que acabó con la vida de más de 32.000 peruanos. Con la excusa de la lucha armada, Guzmán bañó al país en sangre. Con la del indio oprimido, asesinaron indios, campesinos, ciudadanos pobres, uniformados y empresarios. Con machetes, cuchillos y piedras destripaban mujeres embarazadas, asesinaban a padres frente a sus hijos pequeños y utilizaron también niños-bomba para volar cuanto se les ocurriera. Los cuerpos de las autoridades locales asesinadas a través del ‘aniquilamiento selectivo’ eran colgados en la plaza y quedaban por días a la vista de todos. Guzmán logró que “corrieran ríos de sangre”, tal como dijo que haría.
Con la captura de Abimael Guzmán y la cúpula de Sendero Luminoso en 1992, y las condenas posteriores a cadena perpetua, el Estado Peruano le ganó la guerra a Sendero. Sin embargo, perdimos la batalla ideológica. Sendero logró infiltrar sus ideas en todos los estamentos de la sociedad. Los peruanos renunciamos a nuestra memoria. Decidimos olvidar y no recordar lo que fueron esos 12 años de insania terrorista. El negacionismo comunista es una práctica conocida: la negación de sus crímenes y el utilizar a los pobres y la lucha de clases para imponer una dictadura y capturar el poder. Lo cierto es que a los comunistas poco les importan los pobres. Para ellos son solo carne de cañón. Permitimos, además, que la izquierda peruana y aquellos que se autodenominaron ‘la reserva moral’ reescriban la historia con un tufillo de admiración a quienes implantaron la violencia en el país. Durante más de 20 años se ha emprendido una tarea para falsear la historia del Perú. Hemos permitido que se diga que en el Perú hubo terrorismo de Estado y no una lucha del Estado contra el terrorismo. Y es que al terrorismo se le enfrenta con la verdad y con voz alta. Con el terrorismo, sus simpatizantes y aquellos que no tienen el valor de marcar distancia no puede haber tolerancia.
Hoy, el Perú enfrenta dos retos urgentes. El primero es el cuerpo de Guzmán. Debemos impedir que se genere un lugar de culto. El problema es que Sendero Luminoso está en el poder. Así, sin eufemismos. Es nuestra tarea exigirle al Gobierno que el cuerpo sea cremado y enterrado en algún lugar del que no quede registro. Un segundo reto es enfrentar esa gran mentira llamada ‘pensamiento Gonzalo’, una vez que ya no está Gonzalo. Si bien Abimael Guzmán no escribió una sola línea que desarrollara lo que él llamó su pensamiento, hoy podría surgir algún intérprete que considere que las condiciones están dadas para una acción revolucionaria. El temor es real y concreto porque ya el partido de gobierno avanza a paso firme con sus escuelas de adoctrinamiento en el marxismo-leninismo y maoísmo para capturar las mentes de los adolescentes y jóvenes.
Con Sendero Luminoso los peruanos nos equivocamos muchas veces. Hoy, que están en el poder, no podemos dar un paso en falso. Es nuestra obligación con el país retomar el control del sector educación, que no haya ni un solo peruano que no conozca de sus crímenes y no olvidar nunca lo que es Sendero Luminoso.