Dos economistas del MIT, Daron Acemoglu y Simon Johnson, y uno de Chicago, James Robinson, han ganado el premio Nobel de este año por sus estudios sobre la formación de las instituciones –”restricciones formales e informales creadas por la humanidad que moldean las interacciones en las esferas económica y política”, dice la Academia Sueca– y su efecto en la prosperidad. Acemoglu y Robinson son los archiconocidos autores de “Why Nations Fail” (“Por qué fracasan los países”), un ‘best seller’ del 2012 que popularizó la idea de que hay instituciones inclusivas, que conducen al desarrollo, e instituciones extractivas, que condenan al estancamiento. Johnson ha escrito varios libros y artículos con uno u otro.
No es la primera vez que las instituciones motivan el Nobel. Gunnar Myrdal y Friedrich Hayek en 1974, Ronald Coase en 1991 y Robert Fogel y Douglass North en 1993, fueron todos reconocidos por sus análisis sobre los determinantes económicos de las instituciones y los efectos de las instituciones en la economía. ¿Qué de nuevo han aportado Acemoglu, Johnson y Robinson?
North, en particular, había basado en los derechos de propiedad y la igualdad ante la ley su explicación del surgimiento de Europa occidental como una potencia económica. Acemoglu, Johnson y Robinson comenzaron estudiando los efectos de la colonización europea en América, y encontraron que dependían del tipo de instituciones que los colonizadores introdujeron en cada lugar: instituciones inclusivas, aquellas que garantizan los derechos de propiedad y la libertad económica para la mayoría de la población, en el norte; e instituciones extractivas, que solamente los garantizan para una élite, más al sur. Los diferentes tipos de instituciones explican las diferencias en el bienestar material casi 500 años después. Esta teoría fue luego generalizada en “Why Nations Fail”.
Hay una discusión sobre la exactitud histórica de la teoría y otra sobre su validez en otras partes del mundo –China y los “tigres asiáticos”, concretamente–, que no estamos en condiciones de juzgar. Lo que no es muy claro es dónde se traza la línea entre ambos tipos de instituciones. ¿Cuánta gente debe tener garantizados sus derechos económicos para decir que estamos frente a instituciones inclusivas y no extractivas? Tampoco es muy claro en todos los casos cómo clasificar a un país. Siempre hay algunos derechos más seguros que otros y algunas libertades mejor establecidas que otras. Lo que quiere decir que no todo está jugado desde la época colonial.