La reunión del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en Davos, Suiza, realizada este mes, ha coincidido con el inicio de la campaña electoral en el Perú. Una buena ocasión para apreciar desde una perspectiva global las características locales de los planteamientos de campaña de numerosos candidatos que se aprestan a participar en la carrera por la Presidencia de la Nación.
El contraste entre los temas planteados a escala global, y que sin duda tendrán implicancias directas en el futuro económico del Perú, puede contribuir a darnos una perspectiva más amplia para evaluar las ideas y propuestas electorales y ver si están encaminadas al logro que todos en el Perú anhelamos: ser en un futuro parte del conjunto de países desarrollados.
Este año, el WEF sorprendió a muchos al proponer como tema de discusión central lo que se ha dado en llamar “la cuarta revolución industrial”. Presenciamos una búsqueda por predecir lo que la vertiginosa evolución de la tecnología puede deparar al mundo en un futuro cercano.
La reunión en Davos parece haber querido esbozar una visión del futuro transitando por un camino que no tiene mapa definido, pero que se intuye lleno de peligros y oportunidades para la economía y la sociedad.
Centrar los debates alrededor de esta revolución tecnológica representa un intento por prever el impacto de tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología y lo que se ha dado en llamar “el Internet de las cosas”.
La creciente incorporación de sensores y microchips en automóviles, artefactos del hogar, maquinarias, equipos e instrumentos y productos de consumo masivo puede tener implicancias económicas y sociales insospechadas que seguramente cambiarán la manera de trabajar, producir bienes y suministrar servicios.
Cantidades cada vez mayores de información digital se seguirán intercambiando a través de plataformas informáticas uniendo equipos, empresas y personas para revolucionar la educación, administrar los sistemas de salud, organizar la producción de manera más eficiente, reparar o mantener equipos y maquinarias a distancia, gestionar remotamente el desempeño de componentes críticos, y comercializar de manera totalmente nueva productos de consumo masivo.
La preocupación de políticos y empresarios por considerar estos temas no es nueva. El surgimiento de gigantes tecnológicos en Estados Unidos llevó a firmas industriales en Alemania a desarrollar “fábricas inteligentes” que les permitan defender su supremacía en la producción de maquinarias.
La iniciativa Industrie 4.0, que aglutina a empresarios, académicos y políticos, fue creada años atrás precisamente ante el peligro de que los gigantes en el área digital de Norteamérica con su capacidad en las nuevas tecnologías terminen con el liderazgo de la industria alemana, que emplea a más 15 millones de personas.
Mientras estos temas dominan la escena del debate productivo de países que quieren proteger su supremacía industrial y a la vez sus altos salarios, el debate en el Perú permanece dominado por la coyuntura, el oportunismo político y el engaño al elector. Ningún candidato desea presentar una visión del futuro al que el país deba aspirar. Las grandes tendencias globales de la economía mundial y las oportunidades y peligros que enfrenta el Perú parecen preocupar poco a los candidatos presidenciales.
Los candidatos que figuran liderando las preferencias en las encuestas dicen nada sobre su visión a mediano o largo plazo de las limitaciones institucionales o los graves males que amenazan la gobernabilidad limitándose a lanzar propuestas populistas (aumentos de salario, controles de precios, rebaja de impuestos) y apelar a sentimientos mayoritariamente conservadores de la población (como los referidos a la unión civil).
Entre los menos favorecidos por las preferencias del electorado encontramos también el recurso a la oferta populista, aunque entre ellos sí encontramos algún esbozo de lo que desean para el futuro del país. Desafortunadamente, sus visiones son lamentables como la oferta de poner en práctica los fracasados esquemas paleomarxistas de hace ochenta años o el caso del candidato que propone “la conquista del Perú por los peruanos” malinterpretando la bella frase del presidente Fernando Belaunde y convirtiéndola en un programa de intervencionismo estatal.
El proceso iniciado por el Perú para incorporarse a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) debería ofrecer a los candidatos presidenciales amplio material de debate sobre los temas fundamentales en áreas de estabilidad macroeconómica, desarrollo institucional, infraestructura física, innovación, transparencia y predictibilidad de las políticas públicas y tantos otros temas vitales en la construcción de una nación moderna y justa.