Ante el periodista de CNN en Español, Fernando del Rincón, Pedro Castillo ha confesado no estar preparado para ejercer el cargo. “Yo no fui entrenado para presidente”, declaró.
Se le preguntó sobre garrafales designaciones de ministros y funcionarios. Dio a entender que fue burlado por personas de quienes no conocía los antecedentes. “Son gente que juraron no para hacer lo que hicieron”, se defendió el mandatario.
El presidente asegura que ya terminó su proceso de aprendizaje. El Perú es su escuela y la desaprobación del 60% es parte de la “agenda” que tienen las encuestas, señaló.
Inquirido sobre las reuniones en el pasaje Sarratea, en Breña, Castillo negó que fueran citas clandestinas. Sostuvo que iba a esa casa a tomarse un café y encontrarse con familiares, no con empresarios. Nunca ha tratado ahí temas de Estado, “es la casa que me cobijó”, sentenció.
El problema es que estas reuniones se hicieron a escondidas, no tienen un listado de las personas que fueron y los temas que trataron. Según Castillo, su palabra, y solo su palabra, debe tomarse como garantía de veracidad.
Karelim López es una conocida lobbista y promotora de intereses empresariales. Sobre ella, dijo Castillo que “jamás he conocido a esta persona”. Sus visitas a la casa de Breña “son editadas y montadas”, aseveró con relación al seguimiento periodístico y el testimonio fílmico que presentó el programa “Cuarto poder”.
Karelim López organizó una fiesta infantil por el cumpleaños de la hija del presidente en Palacio de Gobierno. Castillo quiere hacernos creer que él no sabía nada. Escuchó una bulla, cuenta, y así se enteró del ‘show’ infantil.
La conclusión que uno puede sacar de estas declaraciones, si se le cree al presidente, es que él no sabe lo que ocurre en Palacio de Gobierno ni lo que ocurre en la casa de Sarratea, que visita sin control formal alguno.
A este tipo de irresponsabilidad hay que sumar, además, el desatino de sus declaraciones sobre política exterior. Del Rincón le recordó unas declaraciones que hizo en Bolivia sobre darle acceso al mar.
“Es un clamor para Bolivia”. “No lo dije como presidente”. “Haremos lo que los pueblos claman”, fueron algunas de sus expresiones.
Sobre si Cuba es una democracia o dictadura, dijo que había que preguntarles a los cubanos. Sobre Venezuela dijo lo mismo, señalando que había en el Perú venezolanos, así como había peruanos en Venezuela. ¡Como si fueran casos similares y no, en el caso de Venezuela, un éxodo por el desastre económico, político y social!
Preguntado por el Grupo de Lima, Castillo dijo: “No lo he encontrado”. Difícil saber a qué se refería y si, en realidad, entendía o no lo que se le preguntaba.
La conclusión es que tenemos un presidente que no tiene idea de la política exterior peruana. No tiene idea y no tiene agallas.
A pesar de lo que él sostiene, cabe esperar que este presidente siga su “aprendizaje” a costa de todos los peruanos. La situación reclama una vigilancia permanente y una prensa libre de toda amenaza.
Mientras la delincuencia avanza y la crisis económica se agudiza, Castillo seguirá su aprendizaje. La crítica y la opinión pública deben hacérselo más corto. El costo lo pagamos nosotros.