Para fines comparativos, nos referiremos solo a los países de la Alianza del Pacífico y a las otras dos grandes economías regionales, Brasil y Argentina. Para entender mejor a estas economías, es necesario ir, además de a las cifras macroeconómicas, a otros indicadores de desarrollo económico y social.
En el terreno macroeconómico, en las últimas dos décadas, destacan por su mejor desempeño relativo tanto el Perú como Chile y, en menor medida, Colombia y México. En el extremo negativo, está Argentina.
En el período 2004-2020, la economía peruana ha tenido tanto el mayor crecimiento económico como la menor tasa de inflación. México no ha podido salir de un crecimiento inferior al 2% en promedio, mientras que Brasil ha tenido mayores presiones inflacionarias. Sin embargo, Argentina ostenta el peor desempeño en términos de inflación.
Por el lado fiscal, los países más fuertes son Chile, el Perú y México, en ese orden. Estas tres economías han mantenido el grado de inversión de sus papeles de deuda pública. Colombia mantuvo ese grado hasta antes de la recesión del COVID-19. Sin embargo, perdió esa calificación tras un fallido paquete fiscal, luego de protestas masivas en su contra. Brasil y Argentina mantienen un grado especulativo, aunque este último país en un grado de riesgo sustancial o extremadamente especulativo. En el 2020, ambos países mantienen niveles de deuda pública con relación al PBI superiores al 100%.
En términos de desarrollo económico relativo, de mayor a menor PBI per cápita (en paridad de poder de compra, PPC), tenemos a Chile, Argentina, México, Brasil, Colombia y el Perú. Estos países presentan un nivel superior al peruano en 87%, 73%, 56%, 16% y 15%, respectivamente, con datos del 2019.
Es decir, estamos en la cola de este grupo de seis países. Si bien hemos tenido un buen desempeño reciente, necesitamos aun más tiempo y acelerar el crecimiento económico para mejorar nuestro bienestar y nuestra posición relativa.
De hecho, en el 2020, nuestro ingreso per cápita era un 21% inferior a la media regional de América Latina y el Caribe (ALyC). Dicho sea de paso, el PBI per cápita chino fue de US$17.192, apenas 14% superior al promedio de ALyC. Si esta última fuese una sola economía, tendría cierta importancia a escala mundial, con cerca de 640 millones de habitantes (China tiene 1.400 millones).
En materia de salud y educación, el Perú presenta un gasto público relativamente bajo con relación a este grupo de seis países latinoamericanos. El gasto público en salud en el Perú llega al 3,2% del PBI, mientras que el promedio de los otros cinco es de 5,04%. En el caso de educación, el Perú invierte el 3,8% del PBI, mientras que este grupo tiene un promedio de 5,24%. Ello lleva directamente a la necesidad de reducir la fuerte evasión del IGV y del impuesto a la renta de tercera categoría para tener más recursos permanentes. No es un asunto de mayores tasas marginales y montos deducibles.
Sin embargo, en donde la región tiene indicadores deplorables es en la segregación social de estudiantes escolares (datos PISA). Este tipo de indicador mide la probabilidad de que un estudiante de un determinado status socioeconómico y cultural (alto o bajo) esté en contacto con otros estudiantes del mismo status. En general, América Latina presenta elevados índices de segregación, a diferencia de los países desarrollados. La región supera en cerca del 50% a los países avanzados en la segregación de clases más bajas, mientras que en la segregación de clases más altas llegan a duplicar al grupo de países avanzados. Además, por si fuera poco, el Perú presenta los peores índices de segregación estudiantil del grupo de países latinos. Estas lastimosas cifras son un indicador de la cohesión social presente y futura.
Estado poco redistribuidor. En los países de la OCDE, los estados redistribuyen el ingreso a través de los impuestos y, sobre todo, del gasto público. Así, el coeficiente Gini –que mide la (des)igualdad– pasa de 0,48, antes de la intervención del Estado, a 0,32 luego de la misma. Mientras que en nuestro grupo de seis países este indicador pasa apenas de 0,52 a 0,50; salvo Argentina, que pasa de 0,47 a 0,40.
Finalmente, en cuanto a indicadores de desarrollo económico y tamaño del Estado, los países avanzados –según el FMI– tienen un PBI per cápita (PPC) de US$48,8 mil y un tamaño promedio gasto público del 43% del PBI en el 2019. Nuestro país tiene apenas US$13,3 mil (PPC) y un gasto público de 21,3 del PBI. En Chile, la sociedad demanda más gasto público, mientras que en Brasil y Argentina apenas pueden financiarlo, recurriendo al impuesto inflación, sobre todo este último. Aún estamos en la senda correcta. No retrocedamos.