El Perú votará hoy menos informado que nunca. Parece paradójico que esto ocurra en la llamada era de la información. Lo que pasa es que estamos empezando a sentir en la política peruana lo que algunos llaman ‘infobesidad’ y otros ‘infoxicación’, es decir, una sobrecarga de información provocada por la profusión de contenidos en Internet. O, para ser más gráficos, un huaico de información digital en el que es difícil distinguir la verdad de la mentira. Esta es la era de las ‘fake news’ o posverdad, un espacio donde se entremezclan “verdades emocionales” con mentiras descaradas, una dimensión en la que abundan las imágenes trucadas y donde ya empiezan a aparecer videos modificados, en lo que se conoce como ‘deep fake’ o falsificación profunda.Curiosamente, la ‘infoxicación’ digital más grave no ha sido la preelectoral sino la derivada de una crisis político-judicial, con acontecimientos que han venido sucediendo al ritmo de uno de los mejores ‘thrillers’ políticos de Netflix. Solo en la última semana, hemos tenido un juez supremo acusado de dirigir una organización criminal, un fiscal de la Nación amigo de ese juez amenazando al presidente de la República, un ex presidente indultado al que se le retira el indulto, una lideresa política a la que se acusa de haber contribuido a regresar a prisión a su padre, un candidato a alcalde acusado de asesinato y absuelto en primera instancia en vísperas de las elecciones y un Congreso aprobando en la hora enésima un referéndum sobre la no reelección de congresistas que requerirá ser interpretado por el Tribunal Constitucional o el JNE para ver si se aplica o no en el 2021.En el caso de la campaña electoral, la ‘infoxicación’ ha sido muy intensa en los últimos días gracias a la prohibición vigente para difundir encuestas electorales la última semana en medios públicos. Como consecuencia, han circulado centenares de versiones diferentes –algunas gráficamente muy creativas– de encuestas falsas en todo el país, muchas de ellas una imitación perfecta y con logo de las publicaciones de Ipsos. No es la primera vez que esto ocurre, pero sí la primera vez que la mayoría de los electores están sometidos a esta avalancha de información falsa gracias al ‘boom’ de los smartphones. En el caso de Lima, por ejemplo, casi el 60% de los electores cuenta con un teléfono inteligente con conexión a Internet, el doble que en las elecciones municipales anteriores, y la gran mayoría de ellos usa WhatsApp. Además, si sumamos a los que se conectan por otras vías, más del 70% de los limeños tienen ahora acceso a Internet y más del 90% de ellos están en alguna red social. Las múltiples encuestas falsas y las pocas verdaderas que se producen en la última semana circulaban hace cuatro años por correo electrónico. Hoy lo hacen sobre todo por WhatsApp. Como consecuencia de esta vasta interconexión, la opinión pública se ha vuelto mucho más volátil. Los debates electorales, por ejemplo, fueron vistos por mucha gente, pero muchísimos más intercambiaron comentarios, imágenes y supuestos resultados a través de las redes sociales. A propósito de los debates, es necesario que el JNE corrija para las próximas elecciones la asimetría que se vivió en estas, donde el primer debate pudo ser medido por encuestas públicas y no el segundo. Lo ideal es que haya menos candidatos y que debatan todos en un solo evento, pero si se repite la situación de estas elecciones, lo mejor es que ambos debates ocurran con la anticipación suficiente como para que sus resultados puedan ser sometidos al escrutinio de las encuestas. Las encuestas pueden ser muy precisas cuando se trata de medir características o creencias más permanentes. Por ejemplo, en noviembre del año pasado, Ipsos replicó algunas preguntas del censo efectuado entonces en su encuesta para El Comercio. Se encontró que 56% de los peruanos se consideraba étnicamente mestizo, 22% quechua, 7% negro y 6% blanco. Y que 75% se definía como católico, 14% evangélico, 5% de otras religiones y 6% de ninguna. Ocho meses después el INEI publicó los resultados del censo: 60% mestizos, 26% quechuas, 4% negros, 6% blancos; 76% católicos, 14% evangélicos, 5% de otras religiones y 5% de ninguna. Todos los resultados dentro del margen de error de la encuesta.Cuando se trata de intención de voto, en cambio, las variaciones de un día a otro pueden ser enormes, especialmente ahora que las redes sociales han acelerado el ritmo con que se intercambia información y desinformación, afectos y odios, y afortunadamente también humor. Lo único seguro es que hoy a las 4 p.m. termina el juego y que esta noche conoceremos a los probables ganadores. En el caso de los conteos rápidos de Ipsos para América TV y Canal N, con un margen de error de +1 para la provincia de Lima y hasta +4 en las demás circunscripciones. Confiemos en que la ONPE puede también hacer rápido su trabajo para despejar pronto las dudas que subsistan esta noche.*El autor es presidente ejecutivo de Ipsos Perú