El caso de las gestiones de Martín Belaunde Lossio para favorecerse de negocios con el Estado estaría complicando más de la cuenta al gobierno, a la bancada oficialista y al propio presidente de la República y a su esposa.
Y en este contexto, vale la pena aclarar que actualmente no existen indicios que conecten directamente las fechorías de Belaunde Lossio con la pareja presidencial, pero la actitud de su bancada y la intempestiva salida del procurador anticorrupción Christian Salas, alimentan la percepción de que no habría una clara voluntad de llegar a la verdad.
Es necesario precisar que Martín Belaunde Lossio se encuentra prófugo, pues sobre él pesa un pedido de prisión preventiva por sus supuestos nexos con el Gobierno Regional de Áncash y su participación en ‘La Centralita’, nombre del local desde donde el ex presidente de Áncash César Álvarez espiaba a sus oponentes y tramaba sus delitos.
Una vez en la clandestinidad, es que se hacen públicas las gestiones de Belaunde Lossio para concretar negocios con el Estado. Es recién cuando esto sucede que se percibe cierto nerviosismo en algunos congresistas oficialistas, que incluso llegan a decir que no lo conocen, cuando los hechos demostraron lo contrario. Y es precisamente a raíz de este caso que el Congreso planteó una investigación de la que el presidente Humala llegó a decir “no podemos permitir el abuso de que sin tener nada concreto, simplemente quieran abrir investigación”.
Declaraciones como esta, sumadas a las maniobras para que se postergue la formación de la comisión investigadora, y la aceptación de la renuncia del procurador anticorrupción Christian Salas, justo después que opinó en contra de que Belaunde Lossio sea aceptado como colaborador eficaz, alimentan las sospechas de que no hay intención política de llegar a la verdad.
Y si a esto se agrega el hecho de que el consejero presidencial en Asuntos Jurídicos, Eduardo Roy Gates, se habría reunido con el ministro de Justicia, Daniel Figallo, y un grupo de procuradores anticorrupción, el panorama se vuelve aun más sombrío.
¿Todo esto explica entonces la declaración de ayer de Nadine Heredia, que cada vez que alguna situación complica al gobierno, sale a poner paños fríos?
La presidenta del Partido Nacionalista dijo: “[Nos sentimos] un poco fastidiados, porque personas que tratamos cercanamente, de pronto aparecen como que han estado utilizando el nombre tanto mío como del presidente para hacer sus negocios”.
Estas declaraciones solo revelan eso, un “fastidio”. Y sinceramente esperamos que su fastidio se convierta en indignación y esta cobre la fuerza suficiente para que la bancada de su partido deje de tratar de imponer al presidente de la comisión que investigará a Belaunde Lossio y demuestre que son los primeros interesados en llegar hasta el fondo de este asunto.
Es hora de desempolvar la frase de campaña: “honestidad para hacer la diferencia”. Sí se puede.