El viernes último, desde Videnza lanzamos el Índice Regional de Eficiencia en la Inversión Pública (IREI), que analiza diez indicadores asociados a la inversión pública, desde la fase de programación hasta la liquidación de las obras para su puesta en servicio. Evalúa aspectos como cuántas obras están paralizadas, cuántas tienen retrasos, cuál es el nivel de sobrecostos, entre otros datos fundamentales, para determinar qué tan eficiente está siendo el Estado gestionando sus recursos.
¿Por qué decidimos crear el IREI? Porque el indicador que suelen usar autoridades, medios de comunicación y el ciudadano común para medir el avance en obras a cargo del Estado es el de ejecución financiera. Pero bien sabemos que no necesariamente el que gasta más, gasta mejor.
Basta ver los resultados de esta primera edición del IREI, que arrojan que el Gobierno Regional del Cusco es el más eficiente en inversión pública regional. Pero cuando revisamos el ranking de ejecución presupuestal convencional de la Consulta Amigable del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Cusco ocupa el puesto 11 en cuanto a mayor ejecución. Igual pasa con Arequipa: si vemos solo el índice de base de ejecución presupuestal, lidera la ejecución a la fecha. Pero, si analizamos el indicador de proyectos retrasados frente a su cronograma, baja del puesto uno al 16 entre las regiones del país.
Todo lo anterior confirma que la eficiencia en la inversión pública va más allá de la mera ejecución de un presupuesto. Debe estar enfocada en la capacidad de una entidad pública para utilizar sus recursos de manera óptima y efectiva en intervenciones que generen el máximo valor para la sociedad. Qué tan prioritarias son y qué tanto bienestar generan.
Otro ejemplo es que, en los últimos diez años, el presupuesto de educación, salud, transporte y seguridad ciudadana se ha triplicado. Pero los indicadores de resultados en materias de seguridad, aprendizaje, anemia y calidad de la infraestructura, no solo no muestran avances, sino que en algunos casos hay notorios retrocesos. Pongamos el foco en la nutrición: hace unos días se publicó el Índice Global del Hambre 2023, donde el Perú registra su peor situación nutricional de la última década. El estudio analizó cuatro indicadores: subalimentación (falta de nutrientes, carbohidratos o vitaminas), retraso en crecimiento infantil (desnutrición crónica), emaciación infantil (desnutrición aguda) y mortalidad infantil. Un claro retroceso en materia alimentaria.
Los mismos indicadores utilizados en el IREI se pueden utilizar para, por ejemplo, analizar el desempeño de los ministerios que congregan el 70% del presupuesto de inversión pública. Entre ellos: Transportes y Comunicaciones; Vivienda, Construcción y Saneamiento; Educación; Desarrollo Agrario y Riego; y Salud. Una primera conclusión es que también muestran gruesos problemas de gestión –es decir, estos no son “exclusividad” de los gobiernos regionales, sino que son transversales a los tres niveles del Estado–.
En el caso del Ministerio de Salud, vemos que es el ministerio con el mayor retraso promedio en las obras: ¡1.203 días! El 20% está paralizado, el avance de su inversión pública llega a solo el 25%, y únicamente el 37% logra hacer cierre de inversiones para que la obra pueda entrar en funcionamiento.
Como explica mi colega Luis Miguel Castilla, director ejecutivo de Videnza Instituto, “la necesidad hoy en día, al medir la gestión pública, debe partir de reconocer que no estamos haciendo un monitoreo ni utilizando las métricas adecuadas para medir efectivamente la calidad de la inversión y nos centramos en el índice de la ejecución del marco presupuestal en materia de inversión pública. Este puede ser un indicador bastante engañoso”.
Para elaborar el IREI combinamos la experiencia y capacidades de los equipos técnicos de Videnza Consultores y de Videnza Instituto. Ellos acuden a fuentes públicas de información, como las bases de datos abiertos del MEF, información de la Contraloría General de la República, etc. Cada tres meses publicaremos en este Diario nuevos resultados, que incluirán una evaluación integral del desempeño de la inversión pública en 23 de los 25 gobiernos regionales del país –excluimos a Lima y el Callao para no distorsionar las métricas–.
Cuando se publique la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), incluiremos en el IREI el cierre de brechas para poder ver si la asignación presupuestaria a la inversión tuvo impacto en las condiciones de vida de la población. Para ello, cruzaremos la información de recursos destinados para la inversión pública y lo que finalmente logra en materia de resultados.
Esta primera versión del IREI, al tercer trimestre del 2023, debe ser entendida como la línea de base o el punto de partida sobre el que las autoridades pueden identificar sus principales debilidades y tomar acciones para superarlas. Esperamos que también sirva para que los ciudadanos fiscalicemos mejor a nuestras autoridades. Ahora que podremos identificar en qué parte del proceso de inversión pública hay más problemas, exijámosles la rendición de cuentas que les corresponde dar.