Recién comienzan a calentarse tibiamente los motores en la campaña municipal. Sin embargo, sigue siendo “el jardín de senderos que se bifurcan”.
Una sorprendente encuesta publicada por El Comercio (15/8/14) da fe que si el encuestado fuera elegido alcalde, su primera prioridad sería la seguridad ciudadana. Y con poco interés abordaría los temas de transporte, medio ambiente (basura) o espacios públicos.
¿Por qué el ciudadano de a pie no valora la necesidad de atender otros problemas? Simplemente porque la percepción de inseguridad subordina todas las vivencias: desplazarse por la ciudad, vivir, comprar, armar. En este tema el rol del alcalde es esencialmente liderar la prevención. Decir otra cosa es demagógico. No puede hacer más. Pero tiene que comprarse el pleito.
Se acaban de difundir los primeros debates técnicos. Se empezó por transporte. Todos coinciden en la necesidad de una autoridad única. Reclamo que tiene más de 10 años. ¿Por qué no se legisla sobre ese tema si hay acuerdo unánime? ¿Por qué se admite una hidra de 3 o 4 cabezas para dirigir el transporte? ¿Quién gana a río revuelto? Cada pedacito de poder de la ciudad que no quiere ceder ni coordinar: El Ministerio de Transportes, las municipalidades de Lima, Callao y Huarochirí, los municipios distritales, los transportistas. Caldo de cultivo para lobbies y corrupción. Este es el desafío real para un alcalde metropolitano.
Llama la atención que ninguna propuesta le haya puesto el cascabel al gato y presente un plan integral de transporte que nos diga cómo vincular todas las modalidades en las que se desplaza el ciudadano. Desde caminar, hasta el mototaxi y el metro. En América Latina el promedio del desplazamiento a pie o ciclovías es de 20%. En Lima no llega al 10%. Se necesita una nueva cultura de movilidad urbana para una nueva visión de ciudad.
Extraña, de otro lado ver, que más del 50% ya tiene su voto decidido. ¿Cómo así? ¿Sin ninguna propuesta? Yo hasta ahora no he encontrado a ningún candidato que plantee algo que a uno lo haga pensar “efectivamente... interesante lo que dice... y, además, ¡sabe cómo hacerlo”!
Nadie ha presentado un solo dibujo o maqueta de la ciudad soñada o tal problema resuelto en que nos diga cómo hacerlo, cuánto cuesta y en cuánto tiempo.
Castañeda acaba de sacar como conejo del sombrero un monorriel para Lima que circularía en sentido este-oeste, coincidiendo con la Línea 6 del Metro. Le han dado con palo, por copión. También se copió el Lima Bus de Andrade y hoy cosecha méritos. Pero la propuesta no es inviable. Logró captar los reflectores. Reivindicó para la municipalidad la competencia del transporte masivo e ingresó al terreno movedizo de las propuestas que es lo que la gente quiere ver.
Faltan 40 días, pero todo puede cambiar aunque un candidato lleve casi 50 puntos de ventaja.
Lo lamentable es que hasta ahora no hay ningún planteamiento serio, confiable y seductor para los graves problemas de Lima que cambie el escenario.