La ONPE ha confirmado que el parlamentario más votado –y por lejos– será el exministro del Interior Daniel Urresti. Sin embargo, la buena noticia para él no solo radica en el medio millón de votos obtenidos, sino en la lucha encarnizada que ahora sostiene con José Luna Gálvez, principal financista del partido que lo llevó al Congreso (Podemos Perú) y uno de los acusados claves en el escándalo de corrupción que envuelve al exalcalde de Lima Luis Castañeda Lossio. Aunque muchos no lo quieran reconocer, Urresti tiene proyección como candidato presidencial en el 2021 y por ello necesita alejarse de Luna, lo que ha comenzado a suceder aun antes de jurar su escaño.
Mientras esto sucede, veamos qué ventajas y desventajas lo acompañan, y si el camino se muestra auspicioso para este.
Primero, capitaliza la demanda ciudadana por una mayor y más efectiva lucha contra la delincuencia. El tema sigue creciendo en el clamor de la gente y le servirá como punto de partida para una campaña nacional. Sin embargo, no es suficiente: la lucha anticorrupción será clave en dicha contienda y el exministro tendrá un año para demostrar si tiene ideas al respecto y si podrá impulsarlas a ojos del electorado. De ahí su necesidad de alejarse, cuanto antes, de Luna.
Otra fortaleza inicial es que habla directo, es sencillo en sus declaraciones –aunque a veces también brusco y chapucero, lo que deberá corregir– y el electorado –para bien y para mal– ya lo conoce. Asimismo, sus principales adversarios políticos y mediáticos, apristas y fujimoristas, están de capa caída y en crisis. Por ahora sus ataques pasarán de largo, pero en una nueva campaña intentarán, a como dé lugar, hacer mella en él.
De otro lado, dos de sus probables competidores, Salvador del Solar y Julio Guzmán, se parecen entre sí y terminarían disputando el mismo segmento de votos (y restándose posibilidades) en una primera vuelta. Daniel Urresti no es percibido como un político profesional, es un general del Ejército en retiro que promete hacer las cosas con mano firme y eso resulta atractivo para un amplio sector de la población pese a ser “figurita repetida”.
Sin embargo, Urresti también carga pasivos que complicarían su camino a Palacio de Gobierno:
Le falta equipo, técnicos con nivel y experiencia que lo acompañen haciéndolo viable como alternativa de gobierno, tal como sucedió en su momento con Ollanta Humala. Tampoco tiene partido con inscripción vigente, aunque no faltará una “organización” que le proponga una alianza que le permita postular. Y está el Caso Hugo Bustíos, que lo llevará nuevamente ante tribunales por el presunto asesinato de este periodista y que afrontará durante los próximos meses.
Lo que haga de aquí a diciembre será clave para saber si será o no un protagonista con posibilidades en la carrera presidencial que se avecina.