El zar de Rusia, Nicolás II, ha prometido a los polacos la autonomía bajo la protección de sus armas. Pocos pueblos en el mundo más dignos de arrastrar consigo el entusiasmo de la humanidad entera que el polaco, mártir en repetidas ocasiones de los apetitos de los países que lo circundan como dentro de un anillo de hierro. En todos los tiempos de su vida, Polonia ha representado a la humanidad en lo que tiene de noble, generoso, idealista y entusiasta. De los países de cultura superior de Europa destacará siempre Polonia, que ha sabido mantenerse firme en su puesto, con el arma al brazo y el ojo vigilante, durante muchos siglos, luchando por su libertad.