Hoy es el primer centenario de la batalla de Waterloo. A cien años de ese histórico suceso, el mundo se halla envuelto en una conflagración armada más grande que la que derrocó a Napoleón. Es como si la teoría del retorno de Vico fuera cierta. A un siglo de las guerras napoleónicas, Europa entra de nuevo en convulsión y una locura bélica más enorme y destructora se apodera de los pueblos. Pero si los medios de combate han variado, haciéndose más perfectos y temibles, el símbolo espiritual de ambas guerras, de la que venciera a Napoleón y de la que sorprende hoy al mundo, es análogo. Algo es distinto: la guerra ha perdido totalmente belleza y poesía.