No nos explicamos qué sabias medidas de utilidad pública, qué ignorados preceptos de higiene, qué extrañas reglas de estética han determinado la muerte en masa de los frondosos árboles que formaban un hermoso grupo en el centro de la plazuela de Guadalupe. Los jardineros han convertido en leños árboles que alegraban la vista a vecinos y transeúntes. Los parques, alamedas, avenidas, etc., en los países organizados no solo son motivo de ornato sino también exponentes de cultura y adelanto. Por eso se tiene especial cuidado en conservarlos y a nadie se le ocurre hacer tabla rasa de los árboles que higienizan y adornan un paseo, sin contar con serias razones que lo autoricen. Defendamos nuestros árboles.