La viruela constituye, particularmente en la sierra, uno de aquellos terribles flagelos convertido por incuria nuestra en agente de la despoblación del Perú. Los millones de habitantes de la serranía, de los cuales nos hablan los historiadores del Virreinato, han visto detenido su crecimiento y han desaparecido a causa de la acción de la viruela. Tan acostumbrados están nuestros compatriotas del Ande a los estragos que produce, que es frecuente escuchar en la sierra la frase: “Si Dios y la viruela lo permiten”, cuando se refieren al porvenir de sus hijos. Invocamos al gobierno para que emprenda una eficaz labor vacunadora. Salvar vidas es para el país la tarea más importante.