El presidente del Consejo de Ministros, Georges Clemenceau, no descansa un instante poniendo en marcha duras y necesarias medidas para subsanar una serie de problemas existentes en Francia y potenciar, al mismo tiempo, el esfuerzo de guerra. Clemenceau repite que la lucha no solo se da en los campos de batalla sino también en la retaguardia. Cada día crece su liderazgo y sus enemigos políticos se desbandan derrotados. Clemenceau insiste en la necesidad del racionamiento del pan pues resulta peligroso y difícil conseguir trigo en Estados Unidos o Argentina.
H.L.M.