En apenas pocos días, como si se tratara de una peste difícil de combatir, han muerto atropelladas, víctimas de irresponsables conductores de vehículos y de la pasividad incomprensible de la policía para hacer respetar las ordenanzas vigentes, numerosas personas, entre las que se cuentan niños, jóvenes, ancianos y hasta uno de los mismos inspectores de policía que se hallaba en la tarea de dirigir el tráfico. Esto no puede seguir así. Emplazamos a las autoridades pertinentes para que se adopten medidas enérgicas que pongan fin a estos dolorosos sucesos. H.L.M.