Los gobernantes déspotas e ignorantes buscan apoyo en las bayonetas. Otros, con más estudios y astucia, saben que con jueces políticos adictos se tiene más poder que con las bayonetas. Hay libertad para calumniar y deshonrar a los adversarios. Ocurren verdaderos asesinatos judiciales que, acompañados siempre de hipocresía, dan a la mentira la apariencia de legalidad. Y es así que, ante el estupor de las gentes, los verdugos se convierten en víctimas y transforman a sus víctimas en criminales, como el lobo de la fábula que le reprochaba al cordero enturbiar el agua.
H.L.M.