Ayer hubo besamanos palatino. Se trataba del cumpleaños del señor Leguía. La víspera se realizó el tradicional “albazo”. Recorrían las calles esas gentes que todos conocemos, las que se encargan siempre de festejar estos acontecimientos. Iban precedidos por una murga y con su respectivo cortejo de cohetes, tiros de revólver, dinamitazos y lanzando vivas y mueras a diestra y siniestra. Aquí, cuando se celebra cualquier efemérides, por insignificante que sea, se sienten deseos de que muera alguien. Parece que es el requisito indispensable para que la demostración sea concluyente. H.L.M.