Nuestra ciudad capital ha rendido un homenaje extraordinario a la memoria del doctor Javier Prado Ugarteche. Su sepelio ha sido imponente y ha revestido caracteres excepcionales de sinceridad y dolor. Fue velado en una rica caja de acero, en su dormitorio, donde se preparó una capilla ardiente. Las ofrendas florales eran incontables. Alumnos, parientes y amigos llevaron en hombros el ataúd mientras miles de personas presenciaban la ceremonia. El cortejo fue a pie hasta el cementerio donde se pronunciaron sentidos discursos. Fue enterrado en el mausoleo familiar.
H.L.M.