Dada la riqueza de nuestro suelo, todo ello que tienda a mejorarlo, todo esfuerzo que se haga para colocar nuestra agricultura a la altura que se merece en el concierto de los países más adelantados en la América Latina, constituye un anhelo del Estado y de toda la comunidad peruana. Obteniendo espléndidos rendimientos en algodón, caña de azúcar, arroz, etc., podríamos obtener los mejores en cantidad, calidad y variedad de cultivos si no dominara entre nosotros la monocultura, la rutinaria práctica de sembrar un solo grano. Se debe acabar con el monocultivo.
H.L.M.