Hace tres meses, Tomás A. Edison declaró que había culminado sus investigaciones para conseguir un aparato capaz de permitir hablar con los muertos. Dicho artefacto se parece a los fonógrafos primitivos y los usuarios deben colocarse en los oídos dos pequeños fonos receptores, pero no pueden hablar por ellos como en los teléfonos corrientes. Para su funcionamiento se requiere la presencia de un medium de reconocida potencia durante cada sesión. A medida que los oyentes se acostumbren a usar el aparato, este funcionará también bajo su influencia.
H.L.M.