La estrechez de nuestras calles centrales exige que los poderes públicos tomen, lo antes posible, las medidas pertinentes para dotar a Lima de una amplia avenida central, que reemplace las callejuelas que forman los jirones de la Unión y Carabaya. Por poco que se detenga uno a reflexionar sobre el asunto, se extraña que hasta ahora no se haya tomado esa decisión y se siga posponiendo sin tener en cuenta que, cuando haya más vehículos transitando, se convertirán en embudos terriblemente difíciles de atravesar. Imitemos la Avenida de Mayo, de Buenos Aires.
H.L.M.