En tiempos de incertidumbre económica, aplaudimos las juiciosas medidas que viene impulsando nuestro presidente de la República para lograr que la desaceleración no nos termine dejando en la vía auxiliar del camino al desarrollo, sin triángulo de seguridad ni llanta de repuesto. Concretamente, ¿cuáles son esas medidas?
En primer lugar, evitar que el presidente del Banco Central de Reserva se suba el sueldo en 6%. ¡6%! ¿Se imaginan tamaño derroche? Sin duda, hubiera tenido un impacto fuertísimo en nuestra tibia economía que una propuesta así de desproporcionada prospere. Si el mandatario no intervenía, ¿qué hubiera venido después? ¿Un aumento del 100% del sueldo a los ministros?
Otra medida importante ha sido prohibir la reelección de autoridades municipales y regionales. La presencia de autoridades que hacen bien su trabajo en elecciones resta competitividad al proceso, pues el respaldo popular que recibe su trabajo desincentiva que los otros candidatos inviertan gran cantidad de dinero en sus campañas. Ello afecta los pujantes mercados de imprentas, paneles y producciones musicales a lo largo y ancho del país, lujo que no podemos darnos en estos momentos.
Existen otras medidas que buscan adoptarse –vinculadas a créditos suplementarios, aranceles, detracciones–, pero su poca relevancia no ameritan mayor reseña. Reconforta saber que nuestro presidente no ha perdido el rumbo, manteniendo siempre las dos manos en el timón y el acelerador a fondo.