Compartimos la indignación ante los delitos cometidos por depravados sexuales dentro del Metropolitano, aunque también pedimos mesura en algunos funcionarios públicos. Aludimos específicamente a la ministra tijeras, clavos y agujas” para defenderse de los “mañucos”.
Por qué la ministra de Trabajo da consejos de defensa personal es una pregunta para quien (des)coordina la estrategia de comunicación del nacionalismo, pero el punto es otro. Una autoridad debería saber que no estamos regidos por la ley del talión ni el Código de Hammurabi y que, como deslizó la ministra Carmen Omonte, andar agujereando “mañucos” podría resultar en más violencia.
Las palabras de Jara, incentivando la autodefensa, suenan además a excusa para esquivar la obligación estatal de protegernos de los malhechores. Si uno liga esta seudosacada de cuerpo con las declaraciones que Ollanta Humala dio días atrás, en las que volvió a sostener que los delincuentes son hologramas y la inseguridad solo es un “problema de percepción ciudadana”, queda claro que no nos espera un futuro muy promisorio.
La calle estará dura. No queda otra que aplicar la ley del ‘jarión’ (es decir, la ley del talión en versión Ana Jara). Mañana iré a trabajar con mis utensilios de cocina, y en donde se me aparezca un ratero, lo masacro con mi salero.