Si nos fijamos en los resultados de la primera vuelta, la posición de Keiko Fujimori de cara al segundo round es más favorable que la de Pedro Pablo Kuczynski (PPK).
Si uno observa los mapas de ganadores, el Perú se tiñe de naranja, excepto en el sur, dominado por el Frente Amplio, y en Cajamarca, bastión de Gregorio Santos. Este tipo de mapas muestra que PPK ganó solo algunas pocas provincias en el ámbito nacional.
Otro dato que abonaría en el favoritismo de Fujimori es la comparación entre su votación en el 2011 versus la de este año. La candidata de Fuerza Popular ha aumentado su votación en casi todos los departamentos del Perú, y en algunos la diferencia superó el 20%.
Finalmente, la ventaja que Fujimori le sacó a su inmediato seguidor también es abrumadora. En Tumbes, por ejemplo, Fujimori aventaja a PPK en más de 50% y en Piura por casi 40%.
Y, sin embargo, ayudado por la fortuna de que el Jurado Nacional de Elecciones dejó fuera de carrera a Julio Guzmán, PPK se ha dado maña para llegar al balotaje. Y es que el mapa de ganadores por provincia esconde que la performance de PPK no ha sido mala en algunas zonas del país y que ha mejorado con respecto a la elección pasada.
En el oriente, por ejemplo, concentra votaciones importantes, de entre 20% y 30%, así como en la costa central. La comparación de su votación entre el 2011 y el 2016 confirma que este candidato ha aumentado su caudal electoral en muchas regiones del país, no en los mismos niveles de Fujimori, pero sí de una manera que le ha permitido seguir compitiendo.
Se suele repetir que la segunda vuelta es otra competencia, como si los resultados de la primera quedaran en el olvido y se empezara de cero. Esto no es tan cierto.
Podemos asumir que los que votaron por Fujimori en la primera vuelta, ahora difícilmente optarían por PPK, y viceversa. Esto indica que la votación obtenida por cada candidato en primera vuelta en cada departamento o provincia funciona como un piso electoral, a partir del cual tienen que sumar los votos en disputa: aquellos que votaron por candidatos que no llegaron al balotaje o aquellos que viciaron o dejaron en blanco su voto.
Este voto en disputa suele variar entre departamentos. En promedio, 55% del voto estaría en disputa, pero tenemos casos como Cusco o Puno donde es alrededor del 75%.
¿Cuántos de esos votos irán a cada candidato? En esa distribución estará la clave para entender quién ganará finalmente la elección.
Hay zonas del país donde parece que esos votos difícilmente irán a Fujimori –por ejemplo en el sur, bolsón antifujimorista desde elecciones pasadas–. Sin embargo, estos departamentos concentran pequeños porcentajes del total de electores. Está el caso de Huancavelica, que tiene más del 70% del voto en disputa, pero solo cuenta con el 1,2% del total de electores. Entonces, quien gane este voto en ese departamento se hará de solo un pequeño porcentaje del total.
La clave entonces serían las grandes ciudades como Lima, que tiene menos del 40% del voto en disputa, pero concentra el 34% de la población electoral. Aquel candidato que se haga con una respetable parte de ese voto habrá aumentado significativamente sus chances de ganar.
Estos números permiten matizar los resultados de la primera vuelta. Es cierto que el fujimorismo arrasó, pero la pregunta es si es que Fuerza Popular está cerca de su techo electoral y entonces tiene difícil hacerse del voto en disputa necesario para sumar el 50% más 1 de los votos necesarios para ganar.