La triste historia del seguro de desempleo del plan de PPK ha sido una lección acelerada de chapucería y despelote. Basta que don Pedro Pablo ponga los pies en Gringolandia para que sus ideas en materia laboral se le enreden. Le ocurrió con su posición respecto de la ‘ley pulpín’ y acaba de ocurrirle con la CTS. Sobre la naturaleza del entrevero cabe un breve repaso, empezando por los dichos del plan de gobierno. En él se señala claramente que el seguro reemplaza a la CTS para el caso de trabajadores nuevos y, además, que con el ahorro que ello implica se constituirá un fondo de vivienda para los trabajadores. O sea, en el caso de nuevos empleados, la empresa deja de pagar un 12,5% de CTS y paga entre 2,2% y 3,5% por el seguro de desempleo más 2% o 3% de contribución al fondo de vivienda.Pero bastó que la señora Keiko les pusiera el palito para que operara la primera mutación. El eventual ministro de Economía ‘ppkausa’ salió a la prensa a decir que el seguro no afecta la CTS de los antiguos o los nuevos; es decir, es un beneficio adicional. Y al más puro estilo Ecoteva añadió esta especie incomprensible: “cuando en la página 149 (del plan) se habla de sustituir la CTS, se refiere a que los trabajadores al contar con un seguro podrán utilizar el dinero de la CTS para acogerse libremente a un fondo de vivienda”. Un arroz con mango fenomenal.Luego vino el risueño y carismático don Juan Sheput a decir que don Alfredo Thorne no tenía las ideas claras porque el seguro sería opcional para los nuevos empleados y que en ningún caso una persona tendría ambos beneficios, es decir, seguro más CTS. Con leves variaciones, don Jorge Bruce declaró, a su turno, que el seguro sí sería obligatorio para los nuevos y opcional para los antiguos, algo que ni siquiera se dice en el plan. A estas alturas, la cosa ya iba por la tercera derivada.Todo lo cual fue posteriormente trastocado, a su vez, por las declaraciones del candidato PPK a su retorno a Lima. Ni opcional, ni para los nuevos, ni sustitutorio, ni dialéctico. El seguro será para las microempresas y pequeñas empresas, que hoy no pagan CTS, sentenció. Con ello, no solo llevó el asunto a una dimensión desconocida, sino que marró de manera palpable porque no es cierto que las pequeñas empresas no paguen CTS. Sí pagan, si están inscritas en el Remype, aunque pagan la mitad (medio sueldo por año).Total, no hay manera de evaluar la dichosa propuesta del seguro de desempleo porque no se sabe en qué consiste, en qué casos suma y en cuáles reemplaza, ni a quiénes alcanza, o si es obligatorio u opcional. Lo más grave no ha sido la vergonzosa puesta en escena de esta comedia de contradicciones. Más serio ha sido que los voceros ‘ppkausas’ no pudieran pararse a defender sus ideas originales y a plantear, al menos tímidamente, los prolegómenos de una necesaria reforma laboral. Perdieron los principios y ganaron los intereses, dúctiles como son frente al auditorio que toque enfrentar.En cuanto a don Pedro Pablo, lo más sensato sería darle órdenes de absoluta inamovilidad. Si es verdad que ya devolvió el pasaporte norteamericano, que le decomisen también el peruano para que no vaya a ningún lado. Hasta que pueda explicar cabalmente qué diablos propone su plan.