Al igual que Alan Garca, a Ollanta Humala le toc despedirse en medio de especulaciones sobre si indultaba o no a Alberto Fujimori. La decisin es una papa caliente que ningn gobernante, entrante o saliente, se atreve a asumir. Garca dej la pelota en la cancha de Humala. A Humala parece que se le frustr una negociacin y la dej en la de Pedro Pablo Kuczynski. PPK se la pas de taquito al Congreso pidindoles que modifiquen la legislacin para que Fujimori vaya a su casa con arresto domiciliario. En el Congreso Fuerza Popular y Peruanos Por el Kambio ya dejaron en claro que no presentarn un proyecto de ley en ese sentido.
Por qu tanto peloteo? Si bien el indulto es un hecho debatible para el que existen argumentos a favor y en contra, resulta innegable que el costo poltico para quien abra la reja del fundo Barbadillo va a ser enorme. Si lo hace Pedro Pablo Kuczynski se tira abajo el apoyo del voto antifujimorista que lo llev al poder, si lo hace Fuerza Popular desbarata el discurso que ha venido empoderando a Keiko segn el cual ella busca el poder para algo ms que beneficiar a su padre. PPK perdera el presente, Keiko el futuro.
Clculos polticos aparte, sin embargo, tal vez el costo ms alto que pagaramos como sociedad es liberar a Alberto Fujimori enarbolando la bandera de la reconciliacin que necesita el pas. Entre los argumentos que se han esgrimido ltimamente hay uno que se repite con cierta insistencia: el pas no puede vivir polarizado. Los ciudadanos estamos obligados a cerrar heridas, perdonar odios y seguir adelante con un objetivo comn.
Todo esto suena muy interesante; sin embargo, quienes lo sostienen nunca lo han utilizado para exigir reparaciones a los familiares de las vctimas de las matanzas del grupo Colina. Tampoco para exigir que se escuche a las mujeres esterilizadas. Mucho menos para ofrecerles disculpas a los jueces probos, periodistas serios, funcionarios de carrera, empresarios independientes, peruanos comprometidos con su pas que fueron acosados, despedidos e insultados por una maquinaria estatal corrupta y abusiva.
Algo est profundamente mal cuando despus de todo lo vivido en el Per pretendemos que la reconciliacin pase por indultar a quien nunca se ha arrepentido de sus actos. Algo est psimo si insistimos en victimizar al victimario e ignorar a las verdaderas vctimas. Si Fujimori se tiene que ir a su casa porque est enfermo y viejo, perfecto, planteemos el debate en esos trminos, pero dejemos de usar la bandera de falsas reconciliaciones en un pas todava lleno de heridas. Feliz 28.