Hace poco publiqué aquí un artículo donde expresaba mi deseo de que Cusco eligiera tener un parque central en el terreno que dejará su actual aeropuerto. En la última línea comenté al vuelo que el déficit de solidaridad que percibo en Lima hacía imposible que un espacio privado como el del Golf de San Isidro se volviera público para tener un parque céntrico.
Como esta línea obtuvo reacciones a la defensiva y algunas fueron desproporcionadas, me pregunté de verdad qué tan solidarios somos los peruanos. En el caso del parque imposible, me refería a la intención de unos pocos privilegiados de llegar a una transacción que fuera favorable a la mayoría de vecinos sin perder demasiado en el proceso. Pero en un plano más amplio, me refiero a ceder algo a favor del bien común o de abrazar la causa de otros olvidándonos de nuestra comodidad. Por eso decidí buscar pistas que nos entregaran puntos de referencia:
• En la Teletón 2013 los peruanos no llegamos a la meta de los 4 millones de soles. Pudo tratarse de una mala gestión de comunicaciones y no solo de falta de solidaridad, pero existe un hecho innegable: en Chile se recaudaron 52 millones de dólares. Esto es 36 veces más que en el Perú, teniendo la mitad de población.
• En marzo del 2014 El Comercio publicó una encuesta que revelaba que más del 50% de los peruanos están dispuestos a sacrificar algo de su bienestar para el beneficio de los demás, pero más del 70% afirma que no aporta en obras de caridad y no participa en acciones de juntas vecinales.
• A inicios de este año se publicaron los resultados del World Giving Index con el ránking de los países más generosos. Como ocurre en todos los ránkings de este tipo, Estados Unidos ocupa el primer lugar. Basta visitar dicho país por pocos días para notar que muchos de sus espacios verdes y culturales abiertos a la población tienen su base en la filantropía de sus millonarios. Pero desmenuzando este ránking se nota que la solidaridad no se queda en los Rockefeller: el 61% de los estadounidenses realiza una actividad filantrópica una vez al mes. Pero juguemos en nuestra propia liga: ¿Cómo está el Perú en América Latina? Pues a media tabla.
En “porcentaje de la población que ayuda a desconocidos”, el Perú ocupa el puesto 9 de 18, con un 45% de su población.
En “porcentaje de la población que dona a causas o entidades”, el Perú ocupa el puesto 14, con un 21% de su población.
En “porcentaje de la población que realiza voluntariado”, el Perú ocupa el puesto 10, con un 20 % de su población.
Hubo un tiempo en que Lima y otras ciudades crecieron como un hongo atómico debido a la migración de compatriotas que huían de la miseria y la violencia. En circunstancias tales, ser solidario no era cuestión de altruismo sino de supervivencia. Algo de ese espíritu colectivo se perdió cuando ya nos integramos a esta selva y hoy pareciera que el individualismo es la mejor forma de avanzar: no ceder el pase en el tráfico es solo la dimensión pequeña de esta noción tan grande. No son solo los ricos de San Isidro los que no quieren ceder un rectángulo de pasto: es la mayoría de peruanos quienes temen compartir con desconocidos lo que tanto les costó ganar.
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