El ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe, manifestó desde el cuartel de Chucarapi, (Arequipa), donde supervisa las actividades tras la declaratoria de emergencia en Islay, que la muerte de Ramón Colque no fue por una bala de la Policía Nacional que le atravesó el tórax, lo que, según él, confirmaría lo que dijo el pasado viernes.
Ese día declaró que el manifestante habría fallecido por un fuerte golpe en el ojo y no producto de un disparo.
Hoy indicó que, según los resultados de la necropsia realizada ayer, así como del peritaje balístico, se encontró un agujero de entrada de un perdigón de plomo con baño electrolítico de cobre, pero no un agujero de salida.
Esta munición no es utilizada por la policía, dijo, por lo cual se descarta que esta institución sea responsable del disparo. “Tal parece que es el arma que están usando estos delincuentes y otros subversivos”, precisó.
Manifestó que la policía utiliza armamento no letal para las llamadas “contramultitudes”. Sin embargo, en caso de que la vida esté en riesgo y en casos especiales, “tienen el total derecho” de utilizar su arma de fuego.
Según resultado de la necropsia conocidos ayer, Colque sufrió una herida contuso penetrante en el lado derecho del pecho. El proyectil le produjo laceración en los pulmones y hemorragia masiva.
En el peritaje balístico se concluye que “la muestra es un perdigón de plomo con baño electrolítico de cobre, compatible con perdigón de plomo número BUCK-0”, de ocho milímetros de diámetro, compatible con cartuchos de arma de fuego de carga múltiple y escopeta de caza 12, 14, 16 o 20:
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