JUAN PABLO LEÓN ALMENARA
“Transport strike, Cusco, Day 2, shop closed”, publicaba ayer en Twitter el australiano Robert Cooper, uno de los cinco mil viajeros que arribaron a Cusco para visitar sus atractivos y que no pudieron moverse de la ciudad. “Transporte paralizado, Cusco, día 2, tiendas cerradas”, dice en español la frase de quien pudo haber gastado US$200 en esas 48 horas de paro regional.
El malestar fue compartido por ciudadanos de Estados Unidos, China, Argentina, Chile, Tailandia y de varios países de Europa que llegaron a la Ciudad Imperial, pero acabaron varados. Cientos corrieron el riesgo de perder sus conexiones con otras ciudades que son parte del circuito nacional.
Según la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), la protestas en Cusco, que dejaron siete heridos y varios detenidos, generaron pérdidas cercanas a los S/.6 millones. Esta paralización ocasionó una serie de cancelaciones de reservas para visitar el Valle Sagrado, Machu Picchu, Ollantaytambo, Písac, Sacsahuamán y Chinchero.
Los gremios que acataron el paro en reclamo de la ejecución del gasoducto sur andino y del aeropuerto de Chinchero pasaron por alto los impactos que deja una manifestación en esta ciudad. Según el presidente de la Canatur, Carlos Canales, estos conflictos con bloqueos de carreteras son letales para la actividad, pues el 60% de turistas recorre el Perú por tierra.
Paralelamente, la imagen del país como destino es golpeada, pues cada turista insatisfecho, de regreso en su país de origen, expresa su malestar a un promedio de siete personas.
El ex ministro de Comercio Exterior y Turismo José Luis Silva Martinot recordó que las peores consecuencias de un conflicto social en el sector de los viajes se observan un año después de suscitado, pues estos extranjeros planean su visita con al menos 12 meses de antelación.
Canatur expresó su preocupación de que el paro tenga intenciones políticas. Esta opinión fue compartida por el economista de la Cámara de Comercio de Cusco, Carlos Milla, quien aseguró que los promotores de la protesta buscan protagonismo. En respuesta, la Federación de Trabajadores y la Asamblea Popular aseguró que solo piden que se concreten los proyectos de inversión en la región.
No es la primera vez que los turistas en Cusco se ven afectados. En el 2010, en rechazo a compartir las aguas del río Apurímac para irrigar tierras del departamento de Arequipa, los cusqueños realizaron un paro de 48 horas que dejó pérdidas por US$1 millón y causó la suspensión del servicio de trenes. En tanto, los conflictos en Espinar, que si bien no está dentro del circuito turístico es un corredor que une Cusco con Puno y Arequipa, también generaron pérdidas por S/.200.000 diarios.
PROYECTOS EN MANOS DEL GOBIERNO CENTRAL
Hasta el cierre de esta edición, el presidente regional de Cusco, René Concha, sostenía una reunión con el jefe del Gabinete Ministerial, René Cornejo.
En diálogo con El Comercio, Concha aseguró que las obras que los cusqueños piden están en manos del Gobierno Central. “Tanto el aeropuerto de Chinchero como el gasoducto del sur son proyectos que tienen muchos años en espera. Con esta nueva postergación la población se sintió defraudada”, afirmó Concha.
El gasoducto sur andino es un proyecto para transportar gas desde Camisea hasta Cusco y Arequipa. Aurelio Ochoa, director de la consultora Energie Consult, estima que con esta obra se concretarían inversiones por US$10 mil.
Al respecto, el consejero regional por La Convención, Edmundo Gutiérrez Saldívar, manifestó que esta protesta tiene un trasfondo político. “Si bien las obras son importantes para la región, dos días de paro afectan a los cusqueños”, sostuvo.
Gutiérrez Saldívar criticó a los alcaldes que están detrás del paro, pues consideró que solo quieren conseguir votos para reelegirse. “No se puede negar que las comunas tienen menos recursos, pero las arcas del municipio no se van a llenar a punta de paros”, agregó.