Bajo el lema de “Incluir para crecer”, el gobierno de Ollanta Humala siempre resaltó el impacto de sus políticas sociales, ejecutadas a través del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).En abril, el Ejecutivo atribuyó la reducción de la pobreza –que pasó de 31% a 22% entre el 2010 y el 2015– a la implementación de programas como Juntos y Pensión 65. Además, precisó que, de no haberlos ejecutado, la pobreza rural habría alcanzado un 50% en el 2015, en lugar del 45,2% registrado. ¿Pero tuvieron estas políticas el impacto esperado?
—Las familias de Juntos—En enero del 2012, el programa Juntos fue incorporado al Midis. Desde entonces, entrega incentivos bimestrales de S/200 a más de 770 mil hogares en extrema pobreza, para que estas personas accedan a servicios de salud, nutrición y educación.Juntos está presente en 1.201 distritos (64% del total del país). Para llegar a sus beneficiarios, usa el Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh), el cual permite identificar distritos donde más del 40% de la población es pobre. El director del programa, José Villalobos, explicó a El Comercio que desde el 2011 no se ha variado el monto de las subvenciones, las cuales –dijo– han sido eficaces gracias al trabajo de campo y a la supervisión y monitoreo de los afiliados. “Identificamos que los afiliados tenían un alto gasto en salud y alimentación. Por ello, nos articulamos con el Minsa para ofrecerles campañas de atención médica y evitar así que inviertan en algo que el Estado podía brindar”, agregó.
—Adulto mayor visible—En octubre del 2011, el Gobierno lanzó el programa Pensión 65 –paralelamente a la creación del Midis– para proteger a los adultos mayores de 65 años que carezcan de condiciones básicas para su subsistencia. Más de 500 mil usuarios –en los 1.854 distritos del Perú– son atendidos por esta iniciativa, que brinda una subvención bimestral de S/250 y atenciones médicas.La meta es afiliar a 50 mil usuarios más al 2017, ya que la brecha actual es de 85 mil adultos mayores que no cuentan con la atención debida, indicó Villalobos.Uno de los problemas del programa, sin embargo, es la propia identificación de usuarios: en marzo pasado, se denunció que depositaron S/9,5 millones a las cuentas de más de 22 mil personas ya fallecidas. “Unos 60 usuarios fallecen al día, por lo que ese es un riesgo inherente a nuestro trabajo”, explicó el también director de Pensión 65.
—Crecer para incluir—Para Juan Mendoza, director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico, el impacto positivo de los programas sociales no tiene asidero, ya que no hay estudios que lo sustenten. “Por ejemplo, pese a la implementación de Juntos, la anemia infantil creció en el país [al 2014, uno de cada tres niños la padecía]. No basta con el gasto social, sino que se requiere una mejor focalización y menos asistencialismo”, señaló. Roberto Abusada, presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE), sostuvo que los programas sociales influyen en la reducción de la pobreza, pero que esta depende en gran medida del crecimiento económico. “A pesar de las políticas sociales [de Humala], la disminución de la pobreza no fue considerable [se desaceleró entre el 2011 y el 2015]. En cambio, se ha visto directamente afectada por la desaceleración del crecimiento”, indicó. Asimismo, explicó que ahora se debe tomar en cuenta la brecha en infraestructura de servicios públicos. “Está probado que la dotación de agua potable o de caminos rurales puede duplicar los ingresos de la población. Aquí, la fórmula es crecer, progresar como país y luego incluir. No al revés”, dijo Abusada.