La pandemia por el COVID-19 llegó para cambiarnos la vida y, en el caso del Perú, para desnudar las falencias en el sistema de salud. Desde inicios del 2020 nuestro país juega contra el reloj, mientras se aplican nuevas estrategias para contrarrestar el contagio, la pandemia avanza sin piedad y las cifras de defunciones diarias siguen siendo alarmantes. Ante ello, los peruanos hacen hasta lo imposible para no dejar morir a su familiar.
En esa lucha miles de personas se han visto envueltos en la desesperación e impotencia para comprar un balón de oxígeno o adquirir una cama en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Esto debido a que muchos no cuentan con los suficientes recursos económico para enfrentar esta enfermedad.
Durante la pandemia un déficit ha sido el desabastecimiento del oxígeno medicinal. Pese a que se ha conseguido adquirir este insumo desde otros países de la región, aún varias familias se encuentran en la búsqueda de comprar o llenar un balón para el tratamiento de casos graves de covid.
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Asimismo, de acuerdo con la Sala Situacional del Ministerio de Salud (Minsa) actualmente existen 2.756 camas de UCI a nivel nacional. De la cual, 2.641 están ocupadas, es decir, el 96% del total. Apenas 115 de estas unidades están disponibles, sin embargo, hay una larga lista de pacientes que esperan por ingresar a cuidados intensivos.
En ese contexto, conseguir un balón de oxígeno o una cama UCI ha llevado a algunas familias a gastar todos sus ahorros e, incluso, recurrir a medidas que nunca imaginaron. Por ejemplo, vender sus terrenos o autos con el fin de salvarle la vida a su madre, padre o algún otro pariente.
Un caso particular y que sobrepasa el nivel de desesperación por salvar a un ser querido circuló ayer a través de las redes sociales. Carlos Herrera ofreció su riñón a cambio de que su madre, quien se encuentra internada en el Hospital Octavio Mongrut de San Miguel, pueda acceder a una cama UCI y de esta manera tenga la esperanza de continuar luchando contra este mal.
No obstante, es preciso señalar que esta medida significa un gran riesgo y podría generar que gente de mal vivir se aproveche de la situación y lucre con la vida de estas personas que están en medio de la desesperanza.
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Precisamente, esta mañana el Colegio Médico del Perú (CMP) alertó, a través de un comunicado, que personas inescrupulosas vienen aprovechándose del estado de necesidad de la población para hacerse pasar por médicos y exigir cuantiosos pagos a cambios de accesos a camas UCI, oxígeno, medicamentos, entre otros.
“Alertamos a la población a no dejarse engañar y denunciar inmediatamente cualquier acto irregular de ofrecimiento de ventajas o beneficios indebidos”, se lee en el pronunciamiento del CMP.
En lo que va de la pandemia, otros casos similares de ofrecimientos de propiedades se han hecho público en nuestro país donde ya han fallecido 60.742 personas por el coronavirus y registra 1′783.339 de contagiados, según el Minsa.
Gian Alcarraz
Otro caso reciente de ofrecimiento de una propiedad en medio de la desesperación e impotencia por salvarle la vida a un padre es la de Gian Álvaro Alcarraz. Él ofreció, en los últimos días, su moderno auto a cambio de conseguir una cama UCI.
Pedro Alcarraz Mayta, de 58 años, fue internado el 16 de abril en el Hospital II Vitarte de EsSalud tras contagiarse de coronavirus. Allí, el padre de Gian presentaba el 70% de sus pulmones comprometidos y saturaba 81.
El último 23 de abril, mediante su cuenta de Twitter, el joven contador, de 29 años, ofreció su auto que adquirió junto a su padre en el 2018 a cambio de que Pedro pueda acceder a una cama UCI, ya que la necesitaba con urgencia.
Luego de hacerse público su caso, el 25 de dicho mes Gian Alcarraz consiguió que su padre sea trasladado al hospital Guillermo Almenara, donde hasta el día de hoy estuvo a la espera de una cama UCI. Gian confirmó a El Comercio que su padre Pedro Alcarraz Mayta falleció esta noche.
“Ya no sé qué más hacer, es lo último. Como dicen, lo material se puede recuperar, yo tengo 29 años y lo puedo recuperar en otro momento, pero la vida de mi papá no”, alcanzó a decir a este Diario Gian Álvaro horas antes de la muerte de su padre. Además, contó que la situación de su padre había empeorado, pues, su saturación bajó entre 50 y 60 y se encontraba con cánula de alto flujo en cuidados intermedios a la espera de que se desocupe una cama UCI.
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“Cuando mi papá estaba en el hospital de Vitarte todos los días me mandaba mensaje diciéndome cómo se sentía y yo le daba aliento para que siga luchando”, manifestó Gian Alcarraz.
Rifa auto por su suegro
El 5 de marzo, Pablo Julio Laura Ibáñez (71) fue internado en la clínica San Gabriel, en San Miguel, tras haberse contagiado de coronavirus. Veintitrés días después, lo trasladaron a la unidad de cuidados intensivos. Desde entonces, los gastos para su tratamiento han aumentado.
Por ello, José Luis Espinoza se ha visto en la necesidad de sortear su auto nuevo para reunir dinero y cancelar más de S/14 mil que deben a la clínica. Según Espinoza, al inicio la familia pagaba S/ 5 mil diarios por la hospitalización y el tratamiento, sin embargo, cuando fue derivado a UCI el monto ascendió a S/7.000. Hasta la fecha, ya han gastado cerca de 180 mil soles.
José Luis indicó a El Comercio que el 23 de abril su suegro logró salir de UCI, sin embargo, continúa hospitalizado para iniciar con su rehabilitación. Por ello, aseguró que la rifa, programada para el domingo 2 de mayo a las 4:00 p.m. a través de Facebook, se realizará de todas maneras para costear el tratamiento . Se sorteará el vehículo que había adquirido en enero, un balón de oxígeno de 8m3 y como tercer premio será un cubrecama. Las personas interesadas en participar pueden contactarlo vía WhatsApp al número 944 792 313.
Los hermanos Obispo Mendoza
En medio de esa espera e incertidumbre por conseguir balones de oxígeno varios se vieron obligados a tomar decisiones radicales con tal de salvarle la vida a su ser querido. Ese fue el caso de los hermanos Elías y César Obispo Mendoza. Ellos pusieron en venta dos propiedades que tenía la familia en el distrito de Santo Domingo de los Olleros, en la provincia de Huarochirí. El motivo: conseguir dinero para comprar 10 balones de oxígeno que diariamente necesitaban sus padres Julio Obispo Fernández, de 73 años, y Bernardina Mendoza, de 70 años, quienes fueron diagnosticados con COVID-19 el pasado 20 de marzo.
La noticia se dio a conocer el 8 de abril de este año. Aquel entonces los hermanos indicaron que ya se habían gastado todos sus ahorros y no les quedó otra alternativa que vender sus ganados y vehículos, sin embargo, no fue suficiente. Ellos también tuvieron que prestarse S/20.000 para adquirir el insumo medicinal. Luego, vendieron un terreno de 100 metros cuadrados a S/ 20 mil , y otro seguía en venta.
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La familia gastaba diariamente entre S/8.000 a S/10.000 en oxígeno para que Julio y Bernardina, quienes se dedicaron toda su vida a la ganadería, puedan sobrevivir. “Tú entras al cuarto y ves a tu padre que te dice ‘quiero vivir’”, relató en aquel entonces uno de los hijos. Pese a los esfuerzos que hizo la familia, los padres de Elías y César Obispo Mendoza fallecieron pocos días después de hacerse público este caso.
El valeroso policía
Por una situación similar pasó Kevin Salgado Otaso, un valeroso policía que no dudo en vender su auto para costear el tratamiento de su padre que se encontraba internado en el Hospital Edgardo Rabagliati, en Jesús María.
Quizá su nombre no lo recuerde, pero sí la escena desgarradora y desoladora que dejó este agente policial. Kevin fue captado a través de las cámaras de televisión sentado en la puerta del hospital. Vestía un short, polo blanco y un morral. Rezaba de rodillas por la vida de su padre. Ante las preguntas de la prensa, él solo pedía con lágrimas una cama UCI para su padre de 65 años.
“No me voy a mover de acá porque le prometí a mi mamá y a mi hermana que regresaré con mi padre vivo. Mi papá me decía ya falta poco hijo para la vacuna, y mi viejo no va a caer. Solo les pido, por favor, una cama UCI para mi papá. Denle la oportunidad de vivir”, suplicaba Kevin Salgado.
Cuando el suboficial se enteró que sus padres se contagiaron de coronavirus dejó su trabajo en Huacho para viajar a Lima y atenderlos. Gracias a sus esfuerzos logró estabilizar a su mamá, pero tras una semana de lucha su padre tuvo que ser internado debido a que su salud de complicó
Kevin, de 29 años, no lo pensó dos veces y vendió su auto para costear los gastos. Pese a este esfuerzo y sus ruegos, el desenlace fue trágico: su padre falleció el pasado 9 de marzo del 2021. Su progenitor se convirtió en otra víctima mortal de la pandemia y de la larga lista de pacientes que esperaron por una cama UCI para tener, al menos, una esperanza de vida, pero que en esa espera partieron de este mundo.
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