El 15 de marzo del 2017, Trujillo sufrió el primero de los siete huaicos que cayeron entre ese día y el 22 del mismo mes debido a las lluvias provocadas por El Niño costero y la inacción de las autoridades para evitar que principalmente tres quebradas se desbordasen e inundasen la ciudad.
Un día antes, aproximadamente a las 9:30 p.m., una intensa lluvia, la más fuerte en los últimos 50 años según el mismo alcalde provincial, Elidio Espinoza, provocó que la quebrada San Ildefonso se desbordara y como ocurrió el 11 de febrero de 1998, inundó el Centro Histórico de Trujillo y los distritos de El Porvenir, Florencia de Mora y Víctor Larco Herrera.
El huaico obligó a las autoridades locales, regionales y nacionales a reunirse en Trujillo para tomar acciones inmediatas, pero San Ildefonso volvería a desbordarse días después y dejaría un total de 5.205 familias damnificadas solo en la provincia de Trujillo, además de 3.857 viviendas colapsadas, según cifras del mismo Gobierno Regional de La Libertad.
Un año después de ese primer huaico y los otros seis, el escenario no ha cambiado mucho. Si lloviese intensa y nuevamente en Trujillo, San Ildefonso volvería a desbordarse, el agua ingresaría de nuevo a la ciudad y miles serían los damnificados.
Tras los siete huaicos, el ahora extinto historiador Samuel Hooker, autor del libro “Los Aguaceros en Trujillo”, indicó a El Comercio que las inundaciones afectaron el Centro Histórico de esta ciudad y algunos distritos porque Trujillo fue diseñado en el cauce de las quebradas San Ildefonso y León, y porque las autoridades no desarrollaron acciones de prevención.
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