Durante ocho años, los invasores del Santuario Histórico Bosque de Pomac acabaron con árboles milenarios y terrenos arqueológicos que guardaban tres mil años de historia de Lambayeque y lo convirtieron en campo de cultivo. Desde el desalojo de 200 personas en enero del 2009, una nueva etapa de regeneración comenzó en esta zona ubicada en Pítipo, en la provincia de Ferreñafe.
Según los últimos reportes del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), se recuperó el 99% de las 1.700 hectáreas afectadas por la invasión. Solo faltan reforestar unas 21 hectáreas para establecer el bosque.
Los extensos campos donde había sembríos de maíz y pimiento piquillo ahora están cubiertos por jóvenes algarrobos, faiques, vichayos y miles de árboles de zapote que crecen en abundancia pese a la ausencia de lluvias y al cambio climático.
Un inventario del Sernanp indica que hoy existen 2 mil algarrobos y otras especies de árboles por hectárea. Esto es evaluado por los expertos como un hecho beneficioso, ya que basta que haya 50 ejemplares en la misma cantidad de área para que el bosque se estabilice definitivamente.
En la recuperación de esta maravilla natural hubo gran intervención del propio ecosistema pero también recibió el apoyo de varias ONG como Centro Eco y la Cooperación Española (Aeci) que lograron restaurar unas 700 hectáreas.
Sin embargo, un gran protagonista de este regreso a la vida fue la decisiva participación de los ciudadanos que moran en el área de amortiguamiento del santuario. Ellos optaron por un programa de guardaparques voluntarios integrado por 390 personas dispuestas a entregarse al cuidado de Pomac y evitar que nuevamente sea invadido o utilizado como un lugar donde pastaban animales y deforestaban el cotizado algarrobo.