A propósito de la detención del exalcalde del distrito de Olmos, Willy Serrato Puse, por presuntamente integrar la organización criminal Los Faenones de Olmos en Chiclayo (Lambayeque), que se dedicaba a direccionar y concertar -con proveedores de la comuna- la buena pro de obras, esta crónica publicada en el 2013 en El Comercio revela detalles de su paso por la política y la dirigencia del fútbol peruano.
► Chiclayo: detienen a Willy Serrato y a otros 17 presuntos miembros de Los Faenones de Olmos
-Crónica-
Hasta hace unos años, en la Copa Perú jugaba San Francisco de Asís, José María Arguedas, Alfonso Ugarte y también peloteaba Willy Serrato. Club Deportivo Social Cultural Willy Serrato Puse, para ser exactos. El único equipo del mundo que lleva el nombre y los dos apellidos de un político y también usaba la camiseta y el escudo del Manchester City.
Menuda estrategia reeleccionista se le ocurrió en el 2013 al entonces alcalde de Olmos, quien hoy ha sido detenido por un caso de corrupción a solo unos días de volver a ocupar el cargo. Por entonces su club se encontraba en las semifinales de la estrambótica Copa Perú, donde también han pasado equipos como el Deportivo Trago Corto, Ángeles de la Biodiversidad o el Independiente Bigote.
Igual de surrealista es la carrera política de Serrato, que empezó con 'Popi' Olivera y luego se volvió fujimorista. Fue el único legislador que votó en contra de la desactivación del SIN de Montesinos (luego se retractó) y, en medio del escándalo del millón de firmas falsas, se le ocurrió presentar al pleno una moción para botar a Maturana de la selección.
“¡Basta ya de tantos fracasos! ¡Basta ya de tantos sinsabores! El Perú necesita alegrías, el Perú necesita ir al próximo mundial de fútbol”, dijo aquel 24 de agosto del 2000 en el hemiciclo.
Si el nombre de Willy Serrato aún no le suena, piense en Vladimir Popovic. A inicios de los 90, Serrato era el congresista que perseguía al entrenador de la selección por ganar “3 mil dólares diarios”. Para investigar a la Comisión EE.UU. 94 hizo desfilar por el Palacio Legislativo a Juan Carlos Oblitas, a Roberto Drago y hasta al psicólogo del equipo.
Ironías de la vida, Serrato acusó a Popovic de irse millonario del Perú y un año después el entrenador serbio regresó al país como técnico del Millonarios de Colombia. Volvió para un duelo contra Alianza Lima en la Libertadores y Serrato amenazó con mandar a arrestarlo si no se presentaba ante el Congreso. Al final, Popovic no fue y Serrato tampoco fue capaz de encontrar ninguna irregularidad en el proceso. Pero eso no impidió que se tomara la libertad de incluir en su informe final “Recomendaciones futbolísticas”. Dice el texto: “El jugador peruano tiene una clara tendencia al conformismo y adolece de humildad y sacrificio propios de un verdadero profesional del fútbol”.
Quizá lo más triste no sea que se perdió tiempo investigando al ‘Vladi’ equivocado, sino que por culpa de congresistas como Serrato, muchos políticos entendieron que nada da más cámaras que el fútbol. Probablemente con él nació la frase: ‘Le pagamos al técnico con la plata de todos los peruanos’.
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