A sus 42 años de existencia, el Parque Nacional del Manu se ha consolidado como el de mayor biodiversidad biológica en el mundo, debido a la gran cantidad de especies de flora y fauna que la habitan. El área, de casi dos millones de hectáreas, donde viven el 10% de las especies de aves y el 5% del total de mamíferos del planeta, también es considerada como uno de los parques modelo en cuanto a conservación y ecoturismo en Sudamérica.
“Para los turistas, el Manu es sinónimo de aves. La cantidad de especies que vive aquí o migra por esta zona es sorprendente. Para los investigadores, este es un espacio privilegiado y único, por remoto y complejo, donde puedes estudiar a la forma de vida que quieras en un estado casi inalterado por el hombre”, afirma Patricia Álvarez-Loayza, ingeniera agrónoma y doctora en biología que a la fecha lleva adelante el proyecto de monitoreo de la Red TEAM-Network (www.teamnetwork.org) para el censo de animales en 18 países.
El Comercio visitó durante una semana el corazón del Manu, donde se encuentra la Estación Biológica Cocha Cashu. Recientemente, el centro cobró notoriedad entre el público por la difusión de imágenes nocturnas, captadas por las llamadas 'cámaras trampa'. Sin embargo, la estación recibe cada año a casi medio centenar de científicos del mundo, quienes pasan entre cinco y 12 meses consecutivos estudiando especies y ecosistemas.
“El Manu, y Cocha Cashu, son muy importantes en nuestra profesión. Parece muy duro estar en la selva durante tanto tiempo, con poca comunicación y lejos de lo que conoces, pero todo lo que vemos aquí y lo que podemos aprender aquí es invaluable”, comenta Kirstie Hazelwoold, ciudadana escocesa de 28 años, quien llegó al país para trabajar en su doctorado en ecología y comunidades de plantas.
Según una medición realizada por personal del propio parque, otros campos de interés, tanto para especialistas de la estación biológica como para los casi 3.000 turistas que al año llegan hasta el puesto de vigilancia Pakitsa (águila en matsiguenka), son los mamíferos (54%), las aves (25%), los anfibios y reptiles (9%) e insectos (12%).