JOSÉ MIGUEL SILVA (@jomisilvamerino)
A unos meses del cuarto proceso electoral regional, el país se debate entre aquellos que apoyan el proceso de la descentralización y otros que piden marcha atrás.
Se trata de un debate que se ampara en cuestiones básicas como por ejemplo el desarrollo de las zonas que se benefician con este ensayo. Asimismo, se habla de que un éxito en el proceso garantizará más progreso para todos.
Conversamos con Efraín Gonzales de Olarte, economista y editor del libro Inclusiones y desarrollo humano: relaciones, agenda y poder sobre algunos de estos temas.
-¿Por qué si la inclusión es un término tan esencial parece recién haberse colocado en la palestra hace un par de años?
Se ha colocado en la palestra a partir del pensamiento de Amartya Sen retomado por el Banco Mundial y el Banco Interamericano. Ellos redefinieron sus políticas sociales en función a la inclusión. En el libro tratamos de reflexionar qué significa esto, qué significa la inclusión social y al mismo tiempo la exclusión. Se asume que cuando hay políticas sociales son para los excluidos.
-Se trata de un tema complejo
Así es. Inclusión es un significante sin significado, hay que darle una definición y luego un desarrollo más teórico. Eso es lo que hace esta publicación, tratar de definir el tema desde varias perspectivas porque el Gridhal (Grupo Interdisciplinario de Desarrollo Humano y Ampliación de Libertades que elaboró el documento) es un grupo donde hay gente de todas las disciplinas. Desde filósofos hasta abogados. Tratamos de ver el tema del desarrollo humano en la perspectiva de las capacidades de la gente.
-Habitualmente se confunde integración con inclusión. No obstante, no significan lo mismo
Trato de hacer la diferencia y de definir ambos términos. Para mí, los mecanismos de integración facilitan la inclusión social. Son los medios para llegar a ella. Se trata de hacerte parte de una sociedad. Para lograr esto existen muchas barreras. A veces el mismo poder utiliza esto y, desde la perspectiva del desarrollo humano, la forma de hacerse incluir es hacer agencia. Por eso el libro tiene agencia, poder y relaciones. La agencia es un proceso individual de auto conciencia de que uno puede pedir sus derechos y, además, una mejor vida.
-Temas que a primera vista podrían parecer muy académicos
Sí, pero cuando uno los voltea, son temas muy prácticos. Por ejemplo, en cuanto a la inclusión señalo que es la actitud de un conjunto de personas para el resto de la sociedad. Es decir, es algo que puedes o no hacer, o quizás no te lo permiten. Yo soy economista, ¿cómo es que las personas pueden integrarse a una sociedad? Primero, teniendo un DNI, una identidad. Luego viene la integración económica. ¿Cómo te integras ahí? Trabajando. Para eso debe alguien contratarte: el mercado. Si tú quieres comprar algo, tú lo puedes producir, pero ¿para qué si lo puedes comprar en el mercado? Es decir, cuando compras, contratas, o vas al banco a pedir un préstamo, estás haciendo relaciones sociales. Te estás integrando.
-En su ensayo menciona tres tipos de integración pero también resalta una cuarta: la cultural. El respeto hacia el otro. ¿Por qué se deja de lado la integración cultural?
Mira, imaginemos que tú eres una persona negra o que hablas quechua. Te pueden discriminar, no te reconocen tu estatus, no te tratan igual. Esas exclusiones de segmentación, el alejar a la gente porque tiene cierto atributo, deben ser enfrentadas. El Estado tiene políticas de integración en ese sentido. Por ejemplo, tratar de promover cuestiones como Mistura o concursos o festivales de danza son importantes. ¿Por qué? Porque estás dándole lugar a todo el mundo.
-En un artículo suyo el año 2013, escribió que la descentralización parecía rumbo al proceso de estancamiento. ¿No cree que ese estancamiento ya se convirtió en un retroceso?
Depende cómo evaluemos la descentralización. (En el ámbito educativo) si la evaluamos por las metas de gastos, podría decirse que se cumplió el objetivo. No obstante, el tema central es si esa forma de administrar este sector está mejorando la calidad educativa. Ahí sí tengo mis dudas, con o sin corrupción. Creo que esta es un problema tremendo que le quita legitimidad a los gobiernos regionales. Nadie cree en ellos. Sin embargo, esto se puede corregir. Lo que está faltando es una política de calidad de la descentralización. Que se mida cómo se gasta el dinero y qué se está haciendo. Veo luces esperanzadoras en Moquegua y San Martín. Ahí poco a poco se está avanzando. Si eso se debe a la descentralización, entonces estamos ante un logro.
-Usted es un defensor del proceso
Claro que sí, porque soy un desarrollista humano. La descentralización ha de funcionar si la agencia de las personas logra generar empoderamientos de distintos sectores que le pidan al Estado un lugar en la sociedad. No me refiero a caridad, sino a reconocer elementos. “Soy un zapatero y hago estos muy buenos zapatos”. Esa es la auténtica inclusión.
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Gonzales de Olarte considera que las exclusiones de segmentación deben enfrentarse frontalmente.
-Hay varias ideas para mejorar el proceso pero tenemos una elección a tres meses. ¿Qué hacer para minimizar las consecuencias (negativas) en lo que se viene?
Hay que relanzar la descentralización. Pero para eso se requiere, primero, un sistema de controles verticales y horizontales. Debe haber control de la ciudadanía y no solo de la Contraloría. Creo que debería dársele más poder a las consultas previas, a las mesas de participación e incluso a algunas de ellas convertirlas en vinculantes. En segundo lugar, alguien tiene que liderar este proceso. El propio presidente debería hacerlo o en su defecto hay que establecer liderazgos. Quizás se pueda reconocer más a la Asociación Nacional de Gobiernos Regionales. Este organismo no está en la ley y fue creado porque no había algo que los ampare en conjunto. Alan García liquidó el Consejo Nacional de Descentralización y no lo reemplazó con nada.
-Hace falta mecanismos de coordinación entre las diversas instancias del Estado
Se necesita de un organismo de coordinación de la descentralización, que podría ser presidido por el propio presidente del Consejo de Ministros. Pero tiene que ser un organismo reconocido por el Estado con derechos y obligaciones. Lo que hay en la actualidad es solo una coordinación entre ellos.
-Usted propone una redefinición de la distribución del canon minero
Mi idea es que, como no tenemos mucha plata, el canon sea un fondo concursable. Es decir, que no tengas garantizado ese dinero. Para mí este es uno de los orígenes de la corrupción, el tener una plata que no te costó ningún esfuerzo. Fíjate cuáles son las regiones con grandes denuncias de corrupción. Entonces, la ley de reparto del canon fue pensada cuando el precio del cobre era menos de US$1 y el oro estaba a US$200 la onza. Con los precios de hoy, esto no tiene sentido. Es decir, uno tiene que ser flexible. Crear un sistema donde tú repartes canon mínimo para todo el mundo contra obras de infraestructura básicas.
-¿Primero solicitar el proyecto y luego otorgar el dinero?
Los gobiernos regionales tienen que hacer proyectos y los mejores se financian. No es que le des la plata y luego dices “hazme el proyecto”. Pero no es el gobierno central el que debería calificar ese proyecto, para evitar re centralizar todo, sino la instancia de coordinación que te mencioné he mencionado.
-Para usted el futuro es el ‘desarrollo humano’
Sí, educación, salud, identidad, todo lo que hemos conversado aquí. Para mí ese debería ser el norte de un país, su gran objetivo. Para alcanzar ese objetivo, todas esas políticas de integración son funcionales, son medios.
-El Banco Mundial y los expertos internacionales han bajado sus expectativas de crecimiento para el Perú en los próximos años
Nos estamos hipotecando al sector externo. Creo que deberíamos hacer más cosas en el frente interno. Ojalá no frenaran al ministro Ghezzi. Le toca al Perú comenzar a producir más para adentro. Potencialidades tenemos. Hay una infinidad de cosas que se pueden transformar y en la transformación está la mejora de la calidad de vida de la gente, justamente porque los comienzas a integrar. Hay una especie de revalorización de la iniciativa de las personas. Por eso te decía, el libro parece teórico y académico, pero en el fondo es muy práctico.