Soy de Santander, España. Estudié Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. Tengo dos hijos peruanos. Mi primer trabajo en Latinoamérica fue con la Cooperación Española en el Perú, en los años 90. Me gusta la poesía, viajar y practicar yoga.
Entre enero y abril del 2017 se han registrado 35 feminicidios en nuestro país, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Es lamentable saber que la nuestra no es una rareza en la región que posee las tasas de feminicidios más altas del mundo, según ONU Mujeres. Estudios de esa misma agencia muestran que entre el 17% y el 53% de las mujeres latinoamericanas reportaron algún tipo de violencia por parte de su esposo o conviviente; o que 2 de cada 3 asesinatos de centroamericanas tengan motivos de género. Ana Güezmes, representante de ONU Mujeres en México, llegará a Lima para participar en el XIII Encuentro de DD.HH., organizado por el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP.
—¿Cómo describiría el momento actual de la región?Los sentimientos son ambivalentes. Por un lado, esta es la región que más tratados de derechos humanos ha ratificado, todos los países han ratificado la Cedaw [Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer]. Pero cuando vemos cómo estamos en la vida real, lo que llamamos realidad de resultados, seguimos viendo que vivimos en la región más desigual del planeta. Pese a que se avanzó mucho en la eliminación de la pobreza, la reducción de desigualdades entre hombres y mujeres no ha sido tan exitosa.
—¿Por qué nos cuesta tanto abandonar el modelo patriarcal?Haciendo un análisis hacia atrás, nos enfocamos mucho en los cambios legislativos pero el área de menor cambio, según la ONU, está en los medios y los estereotipos culturales. Vivimos en un contexto cultural que reproduce estos estereotipos que hacen tanto daño a mujeres y hombres. Esto no lo va a resolver un solo gobierno, ni un partido político, ni las mujeres solas. Desde ONU Mujeres hacemos un llamado por un planeta 50-50. Los hombres deben sumarse y así creamos el movimiento He for She (Él por Ella). La intención es que los hombres se sumen a la idea de que el machismo daña muchísimo la convivencia democrática, no podemos olvidar que el machismo mata en nuestros países. Como sociedad debemos involucrarnos en esta discusión de desigualdad de género pero también de etnia, raza o edad.
—Hemos visto muchas marchas por los derechos de las mujeres. ¿Qué resultados han obtenido? Creo que hay varios. El primero es que la principal respuesta a la violencia debe ser una sociedad que diga: “¡Basta ya!”. La violencia contra la mujer es violencia contra la sociedad, nos daña a todos, limita el desarrollo no solo social sino económico. En ese sentido, en los últimos 7 años tenemos 16 países en la región que ya tipifican el feminicidio, y eso es un paso importante también. Además, están las experiencias de fiscalías como la del Perú que investigó los feminicidios para acabar con esa cultura. En México un funcionario público hizo un comentario sobre la forma de vestir de una joven asesinada y por primera vez vimos una reacción de la sociedad que terminó con la renuncia de ese personaje. Hay una respuesta en el ámbito social para generar una cultura de no silencio pero nos falta mucho por avanzar. Desde la ONU planteamos tres pilares.
—¿Cuáles? El primero es que todas las instituciones y la sociedad respondan. El segundo es la prevención, hay que invertir mucho más en ello, cambiar esa matriz cultural tan discriminatoria. El tercer pilar es terminar con la impunidad; la mayoría de los asesinatos a mujeres en la región no se investigan bajo la perspectiva de violencia de género.
—¿Cuál es la importancia del término ‘feminicidio’?La tendencia en derechos humanos es nombrar las violaciones que tienen razones especiales. Cuando se planteó la tipificación de feminicidio es porque es el asesinato de las mujeres por razones de género, es decir, específicamente asociadas al hecho de ser mujer. Lo que se busca con una legislación tan específica es una respuesta reforzada de los estados.
—Hace un mes el Congreso del Perú derogó un decreto sobre crímenes de odio. ¿Qué opina al respecto?No conozco específicamente la conversación que se sostuvo en el Perú, pero la propuesta general es que haya una legislación específica. Y la recomendación es que todas las muertes violentas de mujeres se investiguen desde la perspectiva de mujeres; incluso las que parecen accidentes o suicidios deben investigarse desde una perspectiva de género. 
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