Lleva casi cuatro horas de camino en la selva escarpada y cae de rodillas. A Santiago, recio agricultor de andar pausado, no lo han desmoronado el cansancio ni la lluvia copiosa, tampoco el frío del monte. Ha caído de miedo, pero un nuevo culatazo en la espalda lo levanta. Es la madrugada del 12 de enero y entre las sendas fragosas que unen los caseríos de Unión Fortaleza y Valle Hermoso, en Vizcatán del Ene (Junín), Santiago encabeza una fila de 19 campesinos maniatados con sogas. Todos van encañonados, algunos descalzos y semidesnudos. Los terroristas de Sendero Luminoso que los dirigen no detendrán su marcha hasta entrada la mañana.
Dos días antes, los mismos comuneros secuestrados habían resistido la incursión de un grupo menor de subversivos a Unión Fortaleza, una localidad de agricultores enclavada en la zona más convulsa del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). Los invasores alegaban ser parte del comité de autodefensa local, y así se instalaron en las casas del pueblo mientras los campesinos trabajaban en sus chacras. Aquella vez, los comuneros lograron recuperar su espacio tras una batalla campal. Pero la tarde siguiente, unos 100 terroristas provistos de fusiles tomaron la comunidad y se llevaron a los campesinos que habían repelido la irrupción con mayor fiereza.
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Santiago era uno de ellos. Él recuerda que hasta tres hombres apuntaban en la cabeza de cada comunero cautivo, y que para ese momento la columna armada ya se identificaba abiertamente como parte del Militarizado Partido Comunista del Perú, es decir, la facción de Sendero Luminoso que opera a lo largo del Vraem bajo el mando del cabecilla Víctor Quispe Palomino, alias ‘José’. En la cerrada oscuridad ninguno de los campesinos podía identificar el trayecto que seguía, hasta que fueron obligados a cruzar el fuerte caudal del río Yaviro. Entonces, Pedro, hermano de Santiago y delegado vecinal en Unión Fortaleza, supo con pavor que los llevaban hacia el centro poblado Valle Hermoso. Aquella, asegura, ha sido su noche más larga y más triste.
Desde hace unos años, Sendero ha perpetrado extorsiones, torturas y asesinatos selectivos contra los comuneros de Valle Hermoso y de los pueblos aledaños a este -Alto Mantaro y Valle Manantial-, hasta convertirlos en sus bases de apoyo. Entre estos sectores no hay vías carrozables y la base militar más cercana (Nueva Libertad) está a cuatro horas de camino por la selva tupida. En marzo último, El Comercio reportó que más de 25 familias de agricultores tuvieron que escapar de esos tres caseríos empujadas por el temor de morir. Entre 1980 y el 2000, Sendero Luminoso causó el desplazamiento interno de unos 600 mil peruanos, según cifras oficiales. La Dirección de Desplazados y Cultura de Paz del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) sostiene que desde aquel periodo el terrorismo no había generado un fenómeno similar como el que iniciaron el año pasado los campesinos de Vizcatán de Ene y Libertad de Mantaro, en Junín. Esta infausta historia se repetiría con los comuneros de Unión Fortaleza.
Los campesinos secuestrados llegaron a Valle Hermoso al filo del alba. Ninguno allí podía preguntar siquiera para qué los habían llevado. Los que lo hicieron en el trayecto habían sido silenciados con patadas en el rostro o tildados de soplones. Jaime, un cultivador de café, dice que los que guiaban la columna se identificaron como Hugo Soras, Alberto Melgar y Luis Armas. Ellos increpaban al grupo de secuestrados que cumplían un encargo de ‘Fernando’, mando político de Sendero Luminoso en esa parte del Vraem. Siempre con los fusiles sobre sus cabezas, los comuneros fueron coaccionados a firmar en un acta la cesión de sus tierras.
“Solo para eso nos desataron. Después nos dejaron ir”, cuenta Santiago a El Comercio en una zona de la selva de Cusco donde ha tenido que refugiarse con su familia. Su casa de madera tiene un solo ambiente y techo cubierto con hojas de palmeras. A veces Santiago reviste las paredes de tablas con mosquiteros para proteger a su hija menor, una niña con cabello rubio por la falta de hierro y aminoácidos. Eso le comentaron los médicos de una posta, a donde pudo llevar a su hija hace tres semanas. En Vizcatán del Ene el 19.1% de niños menores de 5 años tiene desnutrición crónica y el 23.3% sufre de anemia, de acuerdo con el último reporte del Instituto Nacional de Salud del Minsa.
Pedro, vive cerca de la casa de Santiago, en la misma orilla del río Ene desde donde todavía se pueden divisar las tonalidades del verde que dan los bosques y quebradas de Vizcatán del Ene. Ambos fueron de los primeros colonos que llegaron a Unión Fortaleza, en el 2006, cuando la zona era llamada Mapitunari por el nombre del río que discurre en el lugar. Dicen que en 12 años el caserío fue poblado por más de 50 familias dedicadas al cultivo de café o cacao. Y que ahora la mitad ha huido por el terror que cubrió al pueblo desde la noche del secuestro.
—Terror creciente—
Las incursiones senderistas en Unión Fortaleza se tornaron sucesivas y eso obligó a que los campesinos tuvieran una vida intermitente: a veces solo veían sus cultivos y salían del pueblo, o permanecían todo el día asegurados en sus casas. Una vez en abril y dos en mayo, el grupo terrorista retiró a los comuneros de sus sembríos; y a mediados de junio los convocó a una reunión en el anexo de Alto Mantaro. Felipe, otro de los agricultores que fundaron Unión Fortaleza, cuenta que el tenor de la cita era solucionar “el problema de las tierras” directamente con el ‘Fernando’. Con el temor de no regresar vivos, Felipe y 12 vecinos acudieron al llamado.
El encuentro había sido fijado para el 21 de junio, pero luego de tres horas de camino la comitiva fue impedida de entrar a Alto Mantaro. Los colaboradores de Sendero Luminoso en ese lugar solo permitieron el acceso de dos representantes. Alto Mantaro fue tomado por el terrorismo el año pasado, después de los asesinatos de los dirigentes vecinales Elvis Sayme Curo y Dionisio Huayanay. Los comuneros que huyeron de ese centro poblado sostienen que el actual dirigente principal, Óscar Carpio, es extorsionado y controlado desde que intentó denunciar en la base militar de Nueva Libertad el hostigamiento terrorista. La columna armada permite a Carpio mantener el cultivo de su chacra pero a cambio él no debe salir de su pueblo por mucho tiempo. En el convulso Alto Mantaro la comitiva de Unión Fortaleza designó a sus delegados, y ellos tuvieron dos días de reuniones interrumpidas.
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Aquellas sesiones fueron dirigidas por ‘Fernando’, acompañado por su lugarteniente, ‘Marcelo’, y ‘Olga’, mando logístico de Sendero Luminoso en la zona. Los tres terroristas decretaron a Unión Fortaleza como “propiedad del partido” y que en adelante ese territorio se iba a llamar Nuevo Amanecer - Alto Vizcatán. “El 21 de junio del otro año queremos verlos celebrando el nuevo aniversario, dijeron”, recuerda Pedro. Además, que ahí fue presentada una mujer llamada Vilma Espinoza como la nueva encargada del pueblo. A ella la custodiaba la columna que perpetró el secuestro de enero.
El 24 de junio los comuneros de Unión Fortaleza, ya casi ajenos a sus tierras, fueron llamados a una nueva reunión. Esta vez la cita fue en el local comunal de Valle Manantial, un caserío situado frente a Alto Mantaro e igual de peligroso que este centro poblado. A todos los campesinos que asistieron ahora sí se les permitió el ingreso, pero antes cada uno tuvo que entregar su celular y herramientas. En la casa que ahora lo alberga, a varios kilómetros de Vizcatán del Ene, Felipe pierde a ratos la mirada en el vacío y dice a este Diario que aún su cabeza truena con la primera intervención de Vilma Espinoza: “Ustedes han estado en esas tierras sin permiso del partido. Ahora tienen que decidir: ¿están o no con el partido?”.
Y así, por más de dos horas, los campesinos escucharon al detalle unas “veinticinco reglas y normas” que debían acatar para permanecer en el territorio que Sendero Luminoso ya había declarado propio. Santiago explica que una de esas reglas era el reemplazo de los cultivos de café y cacao de la comunidad por sembríos de coca; o de maíz y camote, que iban a servir para la alimentación de los terroristas. Otra imposición que les hicieron fue el denominado ‘tareo’. “¿Qué es tareo?”, les dije. “Es cuando el partido te pide combatir contra una patrulla, armar una emboscada, me respondieron”, recuerda Santiago. “Si no estás de acuerdo, te vas; o aquí te mueres”, le gritaron.
“¿Y qué es el partido? ¿Dónde está el partido?”, volvió a preguntar. “Nosotros somos el partido, ¿no ves? Si tú eres soplón, fijo, muerte. Si no quieres asumir las reglas, ¡vete! Nosotros acá un nuevo lugar vamos a formar porque el partido va a ir avanzando. Y así vamos a ganar y ganar. Y así vamos a triunfar”, le increparon.
Al día siguiente, cerca del local donde se había desarrollado la reunión, Sendero Luminoso emboscó a una patrulla militar que iniciaba una inspección por Valle Manantial. Tres agentes del Ejército murieron acribillados. La Dirección contra el Terrorismo (Dircote) de la Policía Nacional informó a El Comercio que la columna terrorista que ejecutó el atentado estuvo encabezada por ‘Fernando’. Las investigaciones establecieron además que, poco después de las emboscadas, Sendero Luminoso mostró las armas de los militares caídos a los comuneros de Valle Manantial. Aquello fue en medio de injurias y desafíos. Entre el 2017 y lo que va del 2019, el terrorismo ha asesinado a 22 agentes de las fuerzas del orden en el Vraem, según el registro del Ministerio de Defensa.
Para fines de junio, 27 campesinos y sus familias escaparon de Unión Fortaleza. Pedro calcula que otras 24 familias eligieron quedarse para colaborar con el terrorismo instalado y, por ello, recibieron los sembríos de los desplazados para convertirlos en extensos cocales. El pueblo empezó a ser transitado libremente por grupos de terroristas en turnos que acusaban de traidores a sus no alineados, y los amenazaban de forma macabra: “La planta necesita abono y para eso servirán ustedes”. Eso le dijeron a Santiago y a su familia. Y ya no han regresado.
[Los nombres de las personas entrevistadas para este reportaje fueron cambiados por seguridad]
-Cuestión de propiedad-
* La mayoría de comuneros de Unión Fortaleza tenían solo la condición de posesionarios de sus tierras. Acusan que hubo demora institucional para la gestión de sus títulos.
* El viernes pasado, la Dirección Regional de Agricultura de Junín se reunió con comitivas de desplazados de Vizcatán del Ene para tratar el tema de los títulos de propiedad.
-Investigaciones estarían en marcha-
Ante la Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Satipo, el Juzgado de Paz de Vizcatán del Ene y la Dirección Regional de Agricultura de Junín, los comuneros desplazados de Unión Fortaleza denunciaron a Vilma Espinoza Rodríguez, Hugo Soras Tello y Alberto Melgar Laupa por usurpación agravada de sus tierras y tenencia ilegal de armas. También, por daños agravados durante sus incursiones en el pueblo y por el secuestro que sufrieron en enero último.
En el documento indican que por resolución de alcaldía emitida el 28 de diciembre del 2018, Unión Fortaleza es reconocido como un sector de Vizcatán del Ene (Junín). Además, que desde el 2003 vienen solicitando el reconocimiento y titulación de sus tierras, pero los verificadores de la oficina correspondiente no han podido ingresar a la zona debido a la violencia en la zona.
Días atrás, luego de un viaje de acción cívica al Vraem, el general EP César Astudillo, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, dijo a El Comercio que se han potenciado las acciones de inteligencia en los sectores convulsos de Vizcatán del Ene y en dos puntos de asedio terrorista ubicados en Ayacucho y Huancavelica.
La Dirección contra el Terrorismo (Dircote) de la Policía Nacional señaló que ya tiene identificados a los mandos senderistas que operan en las comunidades de Vizcatán del Ene. También, a un 40% de los terroristas que integraron la columna que emboscó y acribilló a tres agentes del Ejército el pasado 25 de junio en el centro poblado Valle Manantial.