Víctor y Jorge Quispe Palomino, conocidos como ‘José’ y ‘Raúl’, cabecillas terroristas del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), integran la lista de los criminales más buscados presentada esta semana por el Ministerio del Interior. No solo son aquellos por quienes se ofrece la mayor recompensa (S/2 millones), sino los que más tiempo llevan evadiendo a sus captores. Atraparlos equivaldría a reducir casi al mínimo la presencia de Sendero Luminoso.
Varias fuentes consultadas (militares, policiales, políticas y civiles) coinciden en que, si bien las columnas senderistas son aún una presencia preocupante en la zona, su actividad militar sí se ha reducido y ahora actúan guiados más por el sentido de la oportunidad que por una estrategia predefinida.
“Ellos han resultado ser más hábiles que Abimael Guzmán: además de saber combatir, son más tácticos, más inteligentes”, dice un militar que ha participado en varias operaciones contra el terrorismo en el Vraem.
La caída de los Quispe Palomino será cuestión de tiempo si se mantiene la situación actual, en la que la inteligencia táctica se ha impuesto al poder bélico.
EXCELENCIA FALLIDAYa se intentó ir directamente a los bastiones terroristas del Vraem para cazar, en su propio terreno, a los Quispe Palomino. Ocurrió en los meses finales del 2008, cuando se desplegó la operación Excelencia 777, en la que fuerzas combinadas del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional incursionaron en Vizcatán, Bidón y otros reductos terroristas. Lo lograron, de hecho, e incluso instalaron bases temporales, pero los policías y militares quedaron expuestos –la geografía es traicionera, y cualquier cerro boscoso ofrece una buena posición de tiro– a los hostigamientos diarios, permanentes, cotidianos. No solo hubo importantes bajas, sino que poco tiempo después el control territorial volvió a ser de las columnas senderistas. Ningún alto mando terrorista pudo ser capturado en esta etapa.
Había entonces que replantear la situación y probar con el plan B: la inteligencia.
LA MAÑA Y LA FUERZACada vez que Sendero Luminoso ha sufrido alguna captura o la muerte de un alto mando ha respondido con balas: hostigamientos, emboscadas. Pero cuando la presión militar y policial se centra en sus puntos de apoyo, no sabe reaccionar.
“Si atacas al narcotráfico, le quitas piso a Sendero”, explica un policía antidrogas destacado actualmente en el Vraem. La ecuación es simple: al haberse inhabilitado pistas clandestinas para narcoavionetas y al realizarse operaciones de interdicción de laboratorios de drogas, el cobro de cupos al narcotráfico (fuente principal de financiamiento de los terroristas en esta zona) se entorpece.
También se ataca la economía terrorista a través de la incautación de sus bienes. En mayo del 2013, la policía y el Ministerio Público incautaron unas 500 propiedades (desde hoteles y casas hasta embarcaciones y autos) que estaban a nombre de allegados a los Quispe Palomino. El lavado de activos les había funcionado por mucho tiempo en Ucayali, Ayacucho y Junín.
En julio del 2015, el rescate de medio centenar de niños, jóvenes y mujeres de un campamento senderista, significó otro duro golpe para la estructura social que habían forjado los Quispe Palomino.
La construcción de una carretera que une Huamanga con el Vraem y que ya está casi concluida significará la mayor pérdida territorial para la pareja de hermanos.
El contexto actual se resume en una paradoja: Mao, uno de los referentes ideológicos de Sendero Luminoso, escribió que “cuando el enemigo avanza, retrocedemos; cuando el enemigo acampa, lo hostigamos; cuando no quiere pelear, lo atacamos y, cuando huye, lo perseguimos”. Eso mismo se intenta aplicar contra los Quispe Palomino ahora en el Vraem.
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Casos de Comisión #Áncash corren el riesgo de ser archivados por falta de fiscales https://t.co/KmfAdzKQ2D pic.twitter.com/FnhJbJSU5w— Sociedad El Comercio (@sociedad_ECpe) 26 de marzo de 2016