Daniel Mora renunció a su candidatura y a su militancia en el Partido Morado, del que era fundador y secretario nacional de organización. Luego de que se revelara la denuncia por violencia familiar que su esposa le interpuso el 20 de marzo del 2019, el también excongresista anunció que daba un paso al costado para que su “permanencia no perjudique al partido”.
“Encontrándonos en un momento crucial del proceso electoral, con el fin de que mi permanencia en el Partido Morado no perjudique al partido, presento mi renuncia irrevocable a mi candidatura al Congreso con el N°3 por Lima”, escribió en un comunicado que difundió a través de sus redes sociales. Mora agregó que “con mucho pesar” también presenta su renuncia a la militancia de la agrupación de la que es fundador.
Sin embargo, formalmente Daniel Mora ya no puede renunciar a su postulación en las elecciones parlamentarias que se realizarán este 26 de enero, según José Manuel Villalobos, presidente del Instituto Peruano de Derecho Electoral.
“El reglamento del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) sobre inscripción de listas establece que la renuncia solo puede ser hasta 30 días antes de la elección. Tanto la exclusión, como el retiro o la renuncia de candidatos venció el 27 de diciembre del año pasado”, dice.
Por ello, Villalobos indica que el gesto de Mora es meramente simbólico. “Si los morados meten cuatro congresistas en Lima y Mora es uno de los cuatro más votados, va a ser elegido. De ahí, ya entra que puede que no quiera jurar al cargo, pero formalmente será candidato”, asegura.
La única forma en que un candidato pudiera ser excluido del proceso hoy es que recibiera una sentencia firme por delito doloso, explica el especialista. “Si el día de hoy le dieran una condena firme por un delito como estafa o robo, entonces sí sería excluido. Pero el proceso por violencia familiar recién ha sido derivado a una fiscalía por el juzgado familiar”, dice.
La razón para este impedimento sería logística. “Ya está impresa la lista de candidatos que se distribuye en todos los locales de votación y va pegada. Cambiarla podría ser muy complicado”, explica.
Minutos antes de anunciar su renuncia, Daniel Mora había compartido en su cuenta de Twitter un pronunciamiento de su esposa. Allí, Lilia Jaureguy manifestó que “se está utilizando y exagerando un desgraciado momento” de su matrimonio de 50 años “para hacer daño” al exministro.
“Debo decir que mi esposo Daniel Mora es un excelente profesional, honesto y lleva año dedicado a la política luchando contra la dictadura, la corrupción y trabajando día y noche por mejorar la educación de los peruanos, porque él sabe que es la única forma de sacar adelante a nuestro Perú. Pido a todos que no se encarnicen con él, no destruyan gratuitamente a un buen peruano”, refirió.
El 20 de marzo de año pasado, Lilia Jaureguy denunció a Daniel Mora por violencia familiar. En el parte policial, al que El Comercio tuvo acceso, Jaureguy detalla que Mora le propinó golpes en el rostro y patadas en las piernas, luego de que se pinchara una llanta del auto en el que recogió a las nietas del colegio.
Mora alegó también en su cuenta de Twitter que se trató de una “discusión doméstica” con su esposa, “quien sufrió una crisis emotiva”. “Después de los hechos, logramos superar el impase, como lo hemos hecho a lo largo de nuestro matrimonio”, dijo.
También declaró que “no es verdad que haya agredido física ni psicológicamente a mi esposa”, pese a que el parte policial y el informe médico realizado luego de la denuncia indican lo contrario.
El examen médico, por ejemplo, acredita la presencia de contusiones en la cara y en los miembros inferiores. Detalla una herida en el lado izquierdo de la nariz, y hematomas en el antebrazo izquierdo y la rodilla izquierda. “Presenta huellas de lesiones traumáticas recientes”, concluye.
Además, el documento dictamina una “incapacidad médico legal de siete días” y especifica que “se puede advertir la existencia de riesgo para la denunciante agraviada en el presente proceso.