En El Bucaré, búnker de Keiko Fujimori, aún reina la calma. La candidata puntera sonríe y patea el estrés para más adelante, cuando sea el estado natural de la campaña y nos coja confesados. Su ‘training’ es intenso y ha ensayado una batería de respuestas para cada pregunta. “Tener más del 30% por supuesto que nos llena de orgullo, pero es un mayor compromiso, mayor reto, mayor trabajo”, me dice cuando cito las últimas encuestas. ¿En el entorno hay apuntadores que le dicen ‘Keiko, no te confíes’?, le pregunto. “Soy yo la que siempre digo eso a la bancada, al Comité Ejecutivo Nacional [CEN], a la militancia”.
Tirios, troyanos y fujimoristas tienen muy presente que las elecciones no se ganan en la víspera y que el pan ya se les quemó una vez en la puerta del horno. La idea de una renovación está hasta en las cabezas que tendrán que rodar. Keiko habla de su nuevo CEN: “A la cabeza está el señor Joaquín Ramírez, el secretario general del partido; están Héctor Becerril y Antonio Medina, de Amazonas y de Apurímac. Hay presencia provinciana, sangre nueva”. Le menciono a Vladimiro Huaroc porque él sí es una novedad como las que no vimos en el 2011: “Venimos conversando cuatro meses, y nos hemos dado cuenta de nuestras coincidencias. [...]. Lamento las expresiones y los insultos de la señora Villarán”. Bueno, la pica villaranista no es gratuita si hasta Fuerza Popular pesca en las comarcas de la izquierda.
¿Diroes o el bucaré?Keiko pasó una campaña entera respondiendo por el pasado: Que se opuso a Montesinos, a la re-reelección de su padre, que suscribió el reclamo del Foro Democrático, que las denuncias sobre el costo de su educación (más o menos US$300 mil entre estudios, viajes y manutención) no la comprometen penalmente. Quiero preguntarle, citando un caso concreto, cómo ese pasado puede ahora comprometer su candidatura y su futuro: Ha dicho que es usted y no su padre quien dirige su campaña. Le creo, pero también le creo a la Unidad de Investigación de El Comercio, que descubrió que su padre tiene visitantes que piensan que negocian con él su ubicación en Fuerza Popular (FP). ¿Son incautos? “Quiero resaltar la cifra. 650 visitas no significan 650 personas. La mayor cantidad de visitas corresponde a la familia y a los amigos de mi padre, como tiene cualquier persona detenida en el país. [...] Alberto Fujimori ha sido presidente de la República por 10 años y recibe simpatizantes, personas agradecidas que quieren saludarlo. Pero esto no significa de ninguna manera que tiene injerencia en el partido o en la campaña”. Cito a un solo visitante, Juan Cayro, ex gerente regional de Puno que se reunió con Kenji, este lo envió luego donde su padre, y creyó que estaba negociando su incorporación. ¿Qué le dice a este señor? “Si es que hay alguien que quiere participar en una precandidatura congresal, tiene que acercarse a las instancias del partido. Me imagino que esta persona, como muchos que me dicen ‘señora, quiero ir a saludar a su padre’, quiso eso y Kenji ha coordinado esa visita. No tiene nada de malo. Que este señor piense que una candidatura se va a ver a través de mi padre, eso lo corrijo desde ahorita. Las candidaturas se ven con las instancias del partido”. ¿Y Kenji no es una instancia del partido? “Es una instancia del partido. No tiene la misión de evaluar, pero como miembro del CEN puede recibir precandidaturas y derivarlas al local central”. Entonces, no debiera derivar a nadie a la Diroes. “Salvo que quieran ir a visitar a Alberto Fujimori. Hay muchas personas que tienen un sentimiento de gratitud y quieren saludarlo”.
Es el momento para preguntarle a Keiko por su perfil político propio: ¿Qué sentimiento tiene ante Alberto Fujimori? “Yo con mi padre tengo una relación cercana, con él y con mi madre. Soy directa, digo siempre lo que pienso. Como hija tengo que cuidarlos, que estar pendientes de su salud, pero también cumplir mis responsabilidades. Trato de visitarlo una vez a la semana, a veces no puedo. Pero sé que para él y para mi mamá las visitas más importantes son las de mis hijas. Si estoy un domingo acá, almuerzo con mi padre, mis hijas y mi esposo, y ceno con mi madre”. No le voy a preguntar por las conversaciones íntimas, pero sí quiero saber si le ha dicho que no lo quiere en la campaña. “Él no se mete. Ni yo permitiría que se meta en las instancias del partido”. Insisto: De pronto, le ha hecho creer a algún visitante que sí es operador de la campaña. “Bueno, a quien tenga esa percepción, qué bueno que me dé esta oportunidad para aclarar que no es un operador”.
Keiko responde sin perder la sonrisa. Su ‘training’ político ha sido intenso y es una alumna aplicada. Pregunto por la más conspicua fujimorista de la vieja guardia. Se corren apuestas sobre si llevará a Martha Chávez en la lista. Julio Cotler ha profetizado que ella querrá ser ministra de Justicia. “[Ríe] Hablar de ministerios y Gabinete en este momento me parece muy apresurado. Estamos recién iniciando la campaña electoral. Mi primer paso es presentar la plancha, el segundo presentar el equipo técnico; luego, con el comité evaluador del partido formado por miembros del CEN y algunos miembros del equipo técnico, se evaluarán las precandidaturas que serán elegidas en la asamblea general electoral. Estamos haciendo cada paso en su tiempo y con mucho análisis. Quiero señalar que no puedo discriminar a alguien por haber trabajado en algún gobierno del pasado. No voy a descartar a alguien por haber trabajado en el gobierno de Alberto Fujimori, el de Alejandro Toledo o este”. O por ser un personaje polémico, digo. “Se evaluará a cada persona de acuerdo a su trayectoria, su integridad o sobre todo la visión a futuro que tenga”.
Evangelio fujimoristaEl único descarte seguro es el pastor Julio Rosas, bromeo. “Él decidió irse. Me llamó la atención su salida argumentando que yo cambié de opinión, cuando en Harvard he dicho lo que siempre dije”. ¿La población evangélica sigue siendo importante para usted? “Tenemos en la bancada al pastor [Jesús] Hurtado, de Junín, presidente de la comisión de ciencia y tecnología. Además, podemos convocar a otros líderes de las iglesias evangélicas. Somos conscientes de que el Perú es un país conservador”. ¿Se define conservadora, liberal, de centro? “Soy una persona de centro, moderada, respetuosa de las opiniones discrepantes. Sé que tenemos que trabajar por los derechos de las minorías. Soy católica”. Vivir y estudiar en Nueva Inglaterra, donde hay hasta iglesias que celebran el matrimonio entre homosexuales, ¿no la contagió de ideas liberales? “Soy muy respetuosa de quienes están a favor de la unión civil. En nuestro partido se ha dado libertad para opinar y votar dentro de la bancada”. Muchos partidos han hecho lo mismo en ese tema, lo que me extrañó es que el fujimorismo no tuviera una posición única respecto al voto preferencial. “Mi opinión es a favor de su eliminación, porque quiero que se fortalezca la institucionalidad de los partidos. Pero dentro de mi grupo una mayoría no está de acuerdo. Lo discutimos dos o tres días. No nos pusimos de acuerdo”. La jefa no gana todas las discusiones.
Hablemos de la moralidad de la lista. “Hay que hacer un buen trabajo de evaluación. La ventanilla única [instancia del JNE que proporciona antecedentes] por la que votamos a favor será una herramienta importante”. ¿Qué harán para evitar casos como los de Julio Gagó, Rofilio Neyra, Alejandro Yovera? ¿Puede asegurar que no llevarán a nadie con antecedentes aunque haya cumplido su sentencia? “Si esa información nos la dan en la ventanilla, tomaremos todas las precauciones del caso”.
¿Reivindicar o redimir?La gente espera un firme mensaje anticorrupción y para Keiko Fujimori es indispensable hacer el deslinde con el gobierno de su padre, las veces que se le pida. “Por supuesto, seré implacable en la lucha anticorrupción. Soy consciente de que la corrupción atacó al régimen de Alberto Fujimori, como ha atacado a otros también”. Lo atacó y lo corroyó, digo y me quedo corto. “Lo atacó de una forma que fue muy dolorosa para el país. Seré implacable contra la pequeña y la gran corrupción. Está llegando a los niveles más altos y esto genera poca credibilidad e impunidad”. Siempre quise preguntarle si tiene un afán de redimir el apellido Fujimori, y concretamente a Alberto. “Cuando yo hago un análisis de la historia quiero resaltar, primero, el legado y los aciertos del gobierno de mi padre. La derrota del terrorismo se dio por la decisión política que tomó, pero también por la valentía de los policías, militares, comités de autodefensa y ronderos. [...] Se sentaron las bases económicas que se plasmaron en la Constitución de 1993, se luchó contra la hiperinflación y se trabajó por los pueblos más alejados. Pero reconozco también los errores”. ¿Solo errores? “Y los delitos que se cometieron en el gobierno de mi padre”. Y que lo implican a él. “Tenemos discrepancias en el análisis de las responsabilidades de mi padre, como haber mantenido a Montesinos hasta el final. Pero sí sé que se han cometido graves delitos de corrupción. El objetivo es aprender de sus errores, fortalecer los aciertos y mirar hacia el futuro”. Insisto: ¿La palabra redención es muy grande, no puede ser un móvil para usted? “Yo estoy en política y quiero ser presidenta del Perú porque conozco la realidad, porque sé de las grandes necesidades de los pueblos olvidados que no tienen agua, infraestructura; quiero ser presidenta del Perú para que haya justicia, para que haya equidad, para que haya dignidad”. ¿Recuerda el día en que tuvo por primera vez la idea de ser presidenta, o fue un proceso de lenta maduración? “Creo que fue un proceso después de tantos viajes y ver tantas necesidades. He cumplido 40 años, 20 años de alguna manera sirviendo a mi país como primera dama, congresista, presidenta de un partido. La decisión sí puedo decir que fue luego del 2006”. ¿A quién se la comunicó primero? “A mi esposo. Él es un fan. Me acompaña en mis ilusiones. Muchos fines de semana no estoy en Lima y es él el que me dice, ‘tienes que viajar, la gente te está esperando’”. ¿Está previsto que aparezca más en la campaña? “Espero que siga con sus responsabilidades en el sector inmobiliario y compartiendo la crianza de nuestras hijas”.
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