Allá por los años noventa, Francisco Miró Quesada Rada llamó ‘aggiornamiento’ –palabra italiana que significa ‘ponerse al día’– al hecho de que algunos partidos hayan decidido realizar elecciones primarias abiertas para elegir a sus candidatos. Para el exdirector de El Comercio, este tipo de comicios constituían un paso obligado para democratizar las organizaciones políticas.
En el Perú, esta puesta al día –fruto de la reforma política impulsada por el Ejecutivo– ha llegado de manera acelerada y con plazos ajustados. Si a las elecciones extraordinarias del 26 de enero y a las elecciones generales del 2021 les sumamos las primarias –que, según el borrador del cronograma electoral del Jurado Nacional de Elecciones, se realizarían este noviembre– habremos acudido a las urnas tres veces en 15 meses.
Según la nueva Ley de Organizaciones Políticas, las elecciones primarias serán simultáneas y obligatorias. A estas, por lo tanto, deberán acudir –bajo sanción de multa– todos los peruanos habilitados para votar, estén o no afiliados a un partido.
La exigencia de las primarias abiertas, sin embargo, no regirá para todas las organizaciones políticas en el proceso electoral del 2021. Mediante una disposición transitoria, el Parlamento pasado decidió que para estos comicios, los partidos inscritos antes de publicada la norma podrán realizar elecciones internas cerradas.
En las primarias, los ciudadanos deberán escoger entre los precandidatos de un único partido político. Podrán, sin embargo, escoger un partido para candidatos a la presidencia y otro para candidatos al Congreso. Para competir en las primarias, los militantes deberán tener al menos seis meses de afiliación. Los candidatos al Parlamento designados, es decir, los que son elegidos por el propio partido según sus reglas, no podrán pasar del 20%.
La ley impone un obstáculo adicional que los partidos deberán sortear en esta etapa: obtener al menos 1,5% de los votos válidos emitidos en las primarias a escala nacional. Los que no superen esta valla no podrán participar en las elecciones generales del 2021.
Posible retorno
El principal argumento a favor de las elecciones primarias abiertas está en que estas permiten acercar los partidos a la ciudadanía, lo cual daría una mayor legitimidad a las elecciones generales.
Este requisito, sin embargo, no ha sido bien recibido por todos los congresistas electos. Miembros de distintas bancadas que formarán el nuevo Parlamento se han mostrado en contra de esta exigencia, de modo que la posibilidad de que la norma sea modificada o dejada de lado por el Congreso que se instalará en unos días no es desdeñable. Como informó este Diario, habría al menos cincuenta votos a favor de eliminar las primarias abiertas.
Según Fernando Tuesta, quien fue presidente de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, deshacer la obligatoriedad de las primarias abiertas significaría un “retroceso enorme”.
“El diagnóstico que dimos fue que las elecciones internas de los partidos siempre han sido muy cuestionadas por la misma militancia, han ocasionado disidencias, rupturas, escándalos. Además, generaban una suerte de foco infeccioso de mercantilización y corrupción de la política, porque los puestos se negociaban”, señala.
Por otro lado, el politólogo Arturo Maldonado considera que la implementación de las primarias abiertas ha sido “apresurada” y que el ausentismo visto en las elecciones del 26 de enero –que alcanzó el 25% del padrón electoral– podría ser aún mayor, tratándose de comicios a los que los ciudadanos darían menor importancia.
Ensayos pasados
Antes de la reforma política, los partidos tenían la opción de realizar elecciones primarias abiertas, si así lo decidían. Estas, sin embargo, no eran de carácter obligatorio, ni para las mismas organizaciones ni para los votantes. En los últimos 15 años, sin embargo, los casos de partidos que optaron por implementar estos comicios han sido, más bien, la excepción [ver infografía].
Entre el 2005 y el 2006, el Apra y el Movimiento Nueva Izquierda convocaron a elecciones primarias abiertas. En el 2015, lo hicieron el Frente Amplio y, nuevamente, el Partido Aprista Peruano. Estos dos últimos casos, sin embargo, no estuvieron libres de cuestionamientos. Por un lado, el Apra presentó como candidato único a Alan García Pérez. Por el otro, el proceso electoral del Frente Amplio se realizó fuera del plazo establecido por la ONPE, por lo que algunos prefirieron llamarlo ‘consulta ciudadana’ en lugar de ‘elecciones primarias’.