Anoche el presidente Martín Vizcarra admitió que, si esta mañana el Congreso decide cumplir con elegir a los nuevos miembros del Tribunal Constitucional, considerará denegada la cuestión de confianza anunciada el viernes y, por tanto, procederá a la disolución del Congreso.
Lo que no dice el jefe del Estado –quizá porque no se lo preguntaron– es en qué consiste la tan mentada tercera “cuestión de confianza”, que él asume desde ya, que le será denegada. Nos preguntamos: ¿cómo puede rechazarse algo que no ha sido presentado oficialmente?
Lo cierto y concreto es que el oficio firmado por Salvador del Solar dirigido al presidente del Congreso, Pedro Olaechea, y entregado el viernes por la tarde en el Parlamento dice escuetamente: “En la primera oportunidad que se reúna el pleno se me permita plantear a nombre del Consejo de Ministros una Cuestión de Confianza”.
El documento no especifica los alcances del pedido de la confianza, por lo que los parlamentarios deberían ser una especie de adivinos o “interpretar tácitamente” el mensaje presidencial del viernes, cuando Martín Vizcarra anunció que presentarían una cuestión de confianza por la elección de los nuevos miembros del Tribunal Constitucional.
Vizcarra, con voz temblorosa y visiblemente nervioso, quizá consciente de que de concretar mañana una ilegal disolución del Congreso, se estaría jugando su futuro, argumentó que el Ejecutivo sí está facultado para solicitar la confianza, porque resulta que la elección de los miembros del TC –competencia exclusiva del Congreso– se enmarca en la política de Estado de lucha contra la corrupción.
Esta mañana, la Junta de Portavoces del Congreso de la República se reúne desde las 8:30 de la mañana y a la misma hora el Gabinete en pleno acudiría al Congreso acompañando a Salvador del Solar, quien tiene previsto sustentar el pedido de confianza.
La agenda del Parlamento prevé que tras la Junta de Portavoces se proceda a la votación por el TC. Tras ello, podría verse el tema de la confianza, aunque para entonces –según Vizcarra–, él ya habría asumido que la confianza le ha sido denegada, y siendo la segunda vez en un mismo gobierno, debiera disolverse el Congreso.
“De ser denegada la confianza, tendríamos que actuar según la Constitución”. Eso no es exacto. ¿Podría decirnos qué artículo de la Constitución establece que se “interpreta” que se ha denegado la confianza cuando esta ni siquiera se ha presentado?
No nos dejemos engañar por “falsos demócratas”. Si el presidente Martín Vizcarra concreta lo que anoche anunció en una entrevista, se estaría configurando un golpe de Estado. Nos gusten o no los congresistas, la institución parlamentaria se respeta.
Confiamos en que tanto la vicepresidenta Mercedes Araoz como el presidente del Congreso, Pedro Olaechea, estarán a la altura de las circunstancias que demanda el país, y que defenderán la democracia con la única arma que cuenta en estos momentos: la Constitución Política del Perú.