En el ‘templo’ legislativo, la denominada “bancada evangélica” tuvo una de sus reuniones periódicas el último miércoles. En esta empezaron a realizar el balance del año que se cierra y a definir su agenda pro vida y pro familia para el 2018. Los congresistas evangélicos de ese grupo dicen estar más unidos que períodos anteriores.
La reunión mencionada fue confirmada por uno de sus participantes: el fujimorista Juan Carlos Gonzales, pastor de la comunidad Agua Viva. “Lo que buscamos es poner a la familia como el centro de las políticas públicas”, afirmó al ser consultado por dicha cita.
Mucho se ha especulado sobre el número de integrantes de esta “bancada evangélica”. Lo cierto es que son cinco: Juan Carlos Gonzales, Tamar Arimborgo, Glider Ushñahua (Fuerza Popular), Moisés Guía Pianto (Peruanos por el Kambio) y Julio Rosas (Alianza para el Progreso).
La reunión del miércoles forma parte de las citas que sostienen por lo menos dos veces al mes. El resto de coordinaciones son por celular, según indicó Gonzales.
Respecto a los demás legisladores que han sido señalados como evangélicos, el fujimorista los llama “cúpula de simpatizantes”. Como ejemplo, mencionó a Nelly Cuadros, Carlos Tubino, Milagros Salazar y Marco Miyashiro, todos participantes en las marchas de la campaña Con mis Hijos no te Metas. “La diferencia es que los cinco somos más unidos. A diferencia de períodos anteriores, actuamos siempre en bloque, coordinamos mejor cuando se tocan temas de nuestro interés”, agregó Gonzales.
Christian Rosas (hijo de Julio Rosas, congresista de Alianza para el Progreso que en el período legislativo anterior fue miembro de Fuerza Popular), fundador de la Coordinadora Nacional Pro Familia, concuerda con la premisa. “Ahora se ha logrado una mayor unidad de criterio [y expresión] respecto a las prioridades de este significativo sector de la población”, señaló respecto al grupo.
Sobre la labor de los legisladores, agregó: “Están estratégicamente ubicados. Los objetivos son únicos y cada uno cumple su función”.
—Votos en bloque—Los objetivos han sido claros para este grupo evangélico en lo que va del actual período legislativo. La primera votación en bloque fue a favor de la censura al ministro de Educación, Jaime Saavedra –en diciembre del 2016–, por lo que ellos llaman ideología de género.
Si bien el oficialista Moisés Guía no votó –su bancada se retiró del pleno–, meses después pidió la vacancia del presidente Pedro Pablo Kuczynski en un evento en el Congreso que organizó con comunidades evangélicas que se oponían a la ideología de género. Fue suspendido por ello.
Julio Rosas, en cambio, votó a favor de la censura a Saavedra, pese a que su bancada Alianza para el Progreso se retiró en bloque del hemiciclo en apoyo a Saavedra.
El tema de la ideología de género también los llevó a votar en contra de retirar los beneficios penitenciarios para los condenados por violación. Si bien estuvieron a favor en la primera votación de marzo, en la ratificación de junio se opusieron porque “advirtieron” que el título del proyecto hacía referencia a la “violencia de género”. Con ellos votaron otros 18 legisladores, incluidos varios de los que Gonzales denomina “simpatizantes” de los evangelistas.
Gonzales además hizo una aclaración: “No somos homofóbicos, respetamos todas las posturas, pero también pedimos respetar la nuestra. Sí hay sectores ultraconservadores, pero no necesariamente provienen del sector evangélico”.
La última votación en bloque, en la que tuvieron una posición contraria, fue la del uso medicinal de la marihuana, realizada en octubre.
Los cinco legisladores participan y tienen una postura a favor de la campaña de Con mis Hijos no te Metas. Arimborgo, Ushñahua y Rosas incluso firmaron la llamada declaración de Lima, en la primera actividad del colectivo, en la que también estuvo el alcalde de Lima, Luis Castañeda, y el líder del Movimiento Misionero Mundial, Rodolfo González.
—Presencia y elecciones—El ex ministro José Luis Pérez Guadalupe acaba de publicar “Entre Dios y el César. El impacto político de los evangélicos en el Perú y América Latina”. En el libro relata que la presencia evangélica en el Congreso tuvo su punto de partida en 1956, cuando José Ferreira, miembro de la Iglesia Evangélica Peruana, fue elegido diputado por Pasco en la lista del Frente Parlamentario Democrático.
En el 2000, el sociólogo e historiador evangélico Tomás Gutiérrez planteó en su libro “El ‘hermano’ Fujimori” que la clave del triunfo del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori en 1990 fue la participación de los evangélicos. Sin embargo, Pérez Guadalupe rebate esa hipótesis.
Guadalupe reconoce que los inicios de la campaña de Fujimori se forjaron en las iglesias evangélicas, pero asegura que no ganó por el voto evangélico. “En ese momento, los evangélicos no llegaban ni al 5% de la población votante, y Fujimori obtuvo en primera vuelta el 29,1% de los votos”, señala en el libro. Es decir, todos los evangélicos representaban la sexta parte de los votos obtenidos por Fujimori en la primera vuelta.
Pérez Guadalupe recuerda además que la práctica de ir puerta por puerta es una estrategia de mormones y testigos de Jehová, y no de los evangélicos que apoyaron a Fujimori. En esa época, los católicos (entonces el 90% de peruanos) tenían carteles que decían: “Este hogar es católico; no aceptamos propaganda de ninguna secta religiosa”.
Darío López, en su libro “Evangelicals and politics in Fujimori’s Perú” (2008), señala además que, de los votos preferenciales obtenidos por Cambio 90 –el partido de Fujimori–, solo el 8,3% correspondía a los senadores evangélicos y el 12,2% a los diputados evangélicos.
En el Congreso, la participación evangélica ha variado. En los noventa, Fujimori colocó 14 diputados y 4 senadores. Tras el autogolpe de 1992, la participación evangélica se redujo a cinco congresistas. En 1995, la cifra de cinco evangélicos se mantuvo, y tres de ellos fueron reelectos. Hubo una disminución en el 2000 y 2001, y luego aumentó en el 2006 (para esa elección, un partido confeso evangélico logró por primera vez su inscripción electoral: Restauración Nacional, liderado por Humberto Lay). La cifra volvió a descender en el 2011 y 2016.
Pérez Guadalupe señala que la comunidad evangélica dispersó su voto tras detectar lo que él llama “evangélicos políticos”: “Creyentes que buscan aprovechar la popularidad religiosa para incursionar en cualquier partido político que los acepte”.
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