Un día como hoy hace 25 años se perpetró una abominable matanza que conmocionó al país. Sucedió en el interior de un ruinoso solar de Barrios Altos.
Eran aproximadamente las 10.30 de la noche y unas veinte personas participaban despreocupadamente en una 'pollada bailable' que se había organizado en el patio interno del viejo inmueble con el fin de recaudar fondos para cambiar la tubería de desagüe que estaba malograda. Los asistentes, humildes vendedores de helados en su mayoría, hablaban a viva voz mientras la música sonaba a todo volumen. No presagiaban la desgracia que se avecinaba.
De pronto aparecieron unos sujetos extraños con pasamontañas y pistolas ametralladoras que con insultos y golpes los obligaron a tenderse boca abajo. Eran agentes de inteligencia del Ejército que conformaban un destacamento especial llamado Grupo Colina, que esa noche hacía su debut criminal. A la orden de su jefe, que luego se sabría que era el mayor Santiago Martín Rivas, los desconocidos abrieron fuego sobre sus indefensas víctimas.
Unos 130 casquillos de bala fueron encontrados en el lugar. La incursión dejó 15 personas muertas, una de ellas era un niño de 8 años, Javier Ríos, quien al ver caer a su padre Manuel Ríos Pérez corrió hacia él para ayudarlo y recibió varios balazos. Ríos Pérez era el organizador de la pollada. Otras cuatro personas resultaron gravemente heridas.
-
El 3 de noviembre del 1991, en la cuadra 8 del jirón Huanta, en Barrios Altos, 15 vecinos, entre hombres, mujeres y niños, fueron salvajemente asesinados cuando compartían una ‘pollada’. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
El grupo abandonó rápidamente el inmueble que había quedado en total silencio. Afuera esperaban dos camionetas Cherokee con circulinas. Los asesinos enrumbaron hacia el sur, a la playa La Tiza, donde habían estado preparando esta operación. Como después lo contarían los mismos miembros del Grupo Colina en juicio oral, llegaron cerca de la medianoche y vieron por televisión a Humberto Martínez Morosini dando la noticia sobre la matanza.
—Celebraron cumpleaños de Martin Rivas—Luego, según refirieron los mismos perpetradores de la barbarie, destaparon las cervezas que habían comprado en el camino y se pusieron a celebrar el cumpleaños de Martin Rivas. Hasta compartieron una torta. Estaban satisfechos con su primer trabajo que había sido minuciosamente planificado. Luego vendrían otros como su incursión mortal en la Universidad La Cantuta. Era un destacamento formado para realizar ejecuciones extrajudiciales de presuntos mandos terroristas.
Martín Rivas se había encargado de la preparación de la operación tras recibir la información de un agente infiltrado en Sendero Luminoso de que habría una 'pollada' en el solar del jirón Huanta 840 a la que asistirían algunos mandos terroristas. Sin embargo, según dictaminó el Poder Judicial, ninguna de las víctimas de esa macabra noche estaba vinculada a la subversión.
Junto al estupor de la ciudadanía había desinformación. Al comienzo no se sabía quiénes eran los asesinos. Algunas versiones decían que la matanza había sido ejecutada por senderistas. Convocados por el Congreso, los ministros de Defensa y del Interior negaron que hayan participado miembros de las fuerzas del orden.
-
El cuerpo de una de las víctimas de la masacre del 3 de noviembre de 1991 es subido a una camioneta. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
De acuerdo al informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el gobierno de Alberto Fujimori “impidió deliberadamente la investigación del crimen mediante mecanismos legislativos y judiciales, encubriendo y obstaculizando la sanción de los responsables”.
Una comisión investigadora formada en el Congreso para hallar a los responsables de la matanza no pudo concluir su trabajo , pues se produjo el autogolpe del 5 abril de 1992 que disolvió el Congreso. El fiscal que estaba viendo el caso fue separado. En esa época la prensa ya hablaba de un comando de aniquilamiento paramilitar que estaría relacionado al caso Barrios Altos.
En 1995 ante el surgimiento de más indicios de la participación de agentes del Servicio de Inteligencia del Ejército en la matanza, un fiscal denuncia penalmente al jefe del Servicio de Inteligencia Nacional, Julio Salazar, a Martin Rivas y otros miembros de Colina.
—Ley de Amnistía para proteger a Colina—La denuncia fue admitida por la jueza Antonia Saquicuray del 16 Juzgado Penal de Lima que decide abrir instrucción el 18 abril 1995. Sin embargo, el Congreso Constituyente Democrático dio el 14 junio 1995 una ley de amnistía para militares y policías implicados en violaciones de derechos humanos y se ordena suspender y archivar cualquier investigación donde ellos estuvieran comprometidos.
No obstante, la jueza Saquicuray declaró que esa ley no se podía aplicar al proceso de Barrios Altos por ser un crimen de lesa humanidad. Entonces el congreso dio una nueva ley para interpretar a la anterior, según la cual la ley de amnistía no podía ser revisada por ningún juez. A regañadientes, la jueza se ve obligada a archivar el caso.
Pero, luego de varios años, el caso llega hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos y este organismo resuelve el 14 de marzo del 2001 que la ley de amnistía y la otra norma que la interpreta son incompatibles con la Convención Americana sobre Derechos Humanos que Perú suscribió. Por ello el Estado Peruano es obligado a investigar los hechos de Barrios Altos para determinar la responsabilidades.
En cumplimiento de la sentencia de la corte internacional, el proceso de Barrios Altos se reabre y pasa al Quinto Juzgado Anticorrupción el 7 de abril 2001.
—Llegan las sentencias—Tras un largo proceso, el 1 de octubre del 2010 la Primera Sala Penal Especial sentenció a 25 años de prisión al ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos y a los ex generales Nicolás Hermoza Ríos, Juan Rivero Lazo y Julio Salazar Monroe, así como a los integrantes del grupo Colina por la matanza de Barrios Altos.
Tras la apelación, ese fallo fue revisado inicialmente por la Sala Penal Transitoria que presidía Javier Villa Stein. Esta sala emitió un controvertido fallo el 20 de julio del 2012 que reducía penas a los integrantes del grupo Colina y a los demás procesados.
El 27 de setiembre de ese año, la Corte Suprema,luego de unanueva intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, declaró nula la resolución de Villa Stein y nombró un nuevo tribunal para revisar la sentencia del caso de Barrios Altos. En agosto del 2013 la Sala Penal Permanente confirmó la sentencia de la Primera Sala Penal Especial.
Paralelamente, también por la masacre del jirón Huanta, se abrió proceso al ex presidente Alberto Fujimori, en el que además se sumó el caso de La Cantuta.
La Sala Penal Especial de la Corte Suprema, en histórica sentencia emitida el 7 de abril del 2009, condenó al ex mandatario a 25 años de prisión por autoría mediata en los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta. Ese fallo fue confirmado el 2 de enero 2010 por la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema.
Fujimori nunca reconoció su responsabilidas. En una entrevista que dio en noviembre del 2013, dijo que en los casos de Barrios Altos y La Cantuta “me siento totalmente inocente y con la conciencia limpia”. Agregó que “No hay una sola prueba, ni un solo testimonio que diga que yo tenga responsabilidad directa e indirecta”.
Venticinco años después de la horrible matanza, Barrios Altos no se olvida. Todavía causa estupor recordar cómo se acabó con la vida de 15 indefensas personas, incluido un inocente niño. Una historia que no debe repetirse jamás.
MÁS EN POLÍTICA...
“Bipolaridad”, la caricatura de @otravezandres ► https://t.co/wWwnZdUw33 pic.twitter.com/2kg4TDFAtK— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 3 de noviembre de 2016