Abjuraron de su nombre y lo cambiaron de Peruanos por el Kambio (PpK) a Contigo, pero siguen con el bividí ppkausa debajo del terno. Juan Sheput, líder de Contigo, apareció en la sede policial de la avenida España para denunciar que su detención era “una cortina de humo” y una “barbaridad jurídica”. Gilbert Violeta, cofundador de PpK con PPK, secundó a Sheput, exigiendo el inmediato pronunciamiento del primer ministro Salvador del Solar y del ministro Vicente Zeballos. Insólita invocación, pues a ambos, además del presidente Vizcarra, les sobran razones para lavarse las manos. Lo último que quiere el gobierno es asumir la herencia ppkausa. Del Solar lanzó más tarde un tuit compungido y lastimero. Horas después, encabezados por Mercedes Araoz, Fernando Zavala y Carlos Bruce, más de 20 ex ministros ppkausas rechazaron la detención a través de un comunicado.
—Pone y saca—La frase más consistente en boca de Yeni Vilcatoma no es de ella, sino una cita que atribuyó al ex ministro de Justicia Daniel Figallo: “Odebrecht pone y saca presidentes”. La empresa tenía ese poder, según el razonamiento conspirativo, gracias a su influencia ante autoridades temblorosas y corrompidas. Temporadas después, ha sido desenmascarada y arrinconada, pero –siguen las ironías– mantiene ese poder administrando sus delaciones documentadas.
En el caso de PPK, la ruta de Odebrecht ha sido veloz: en diciembre del 2017 los brasileños respondieron a un pedido de la Comisión Lava Jato sobre su relación con PPK, revelando los tratos, en los proyectos de la Iirsa Sur y el transvase Olmos, con su empresa Westfield Capital, y con First Capital, de Gerardo Sepúlveda, quien era, nada menos, el principal empleado de Westfield.
En cuestión de horas, se esbozó la sospecha de que PPK sacó ventaja indebida de su cargo de ministro de Economía y primer ministro de Toledo, y eso motivó el primer pedido de vacancia.
Fuentes ppkausas nos contaron entonces que esa delación de Odebrecht al margen de su colaboración con la fiscalía (pues fue la respuesta a un pedido congresal) fue acicateada porque el gobierno no la ayudaba a contar con un marco normativo que le permitiera vender sus activos, sobre todo la central de Chaglla, y seguir operando. Sea cual fuere la razón tras la devastadora respuesta, los brasileños dieron al fiscal las pistas de lo que ahora es su hipótesis central: que PPK lavó activos provenientes de delitos cometidos en presunta colusión con Odebrecht.
En reciente entrevista con El Comercio, PPK rehuyó responder sobre sus cuitas penales para pintarse víctima de un complot de república bananera digno de una serie de Netflix. Su hija Alex, según contó, ha establecido contactos para ese fin. Pero por estos días, su derrotero no lo ha pauteado Netflix sino el fiscal José Domingo Pérez, el juez Jorge Luis Chávez Tamariz y la PNP.
En 10 días, como máximo, sabremos si Pérez hizo cantar a otros involucrados y tiene elementos para pedir la más temida prisión preventiva.