Ya lo vimos bailar camino a Palacio desde el Congreso, hemos celebrado sus pasos de huaino desde su sitio durante la Parada Militar, ha tocado flauta, ha disfrutado plenamente –y a su estilo– sus primeros días como presidente de la República, pero la fiesta terminó, es lunes y hay que trabajar.
El presidente Kuczynski dio un mensaje corto, sencillo y con objetivos generales de lo que desea para el Perú cuando termine su gobierno, y a la vez como país celebraremos el bicentenario de nuestra independencia.
PPK ha subrayado que sueña con un país moderno, lo que, según sus propias palabras, significa ser un país honesto y no corrupto. “¿Y qué significa ser un país sin corrupción? Primero, recuperar mucho dinero para el presupuesto de todos. Pero también significa establecer una agenda de prioridades fundada en el interés común y no en el de la coima. Para lograrlo necesitamos un presidente comprometido totalmente en la lucha contra la corrupción. Por ello, no permitiré, especialmente a mis funcionarios y colaboradores más cercanos, caer en la indignidad de la corrupción”, remarcó.
De acuerdo. Ese es un excelente propósito, a lo que yo añadiría y recordaría que el candidato Kuczynski alertó que el Perú estaba a un paso de ser un narcoestado, si ya no lo era. Pero durante su mensaje del jueves ni una mención y alusión al narcotráfico, que precisamente corrompe todo lo que toca y busca infiltrarse en todos los ámbitos de la sociedad, especialmente en la política. “No queremos siquiera oír hablar del narcoestado que nos va a matar a todos”, dijo en el fragor de la contienda. ¿Fue esto solo un lema de campaña?
El mandatario tiene otro sueño, que lamentablemente actualmente es una pesadilla: la seguridad ciudadana. El ministro del Interior ha adelantado que anunciará “medidas fuertes”, pero no sabemos cuál será el concepto de “fuertes” para Carlos Basombrío.
“En el 2021, año del bicentenario, viviremos en un país seguro”. Eso lo deseamos todos, independientemente de cualquier posición política. Sin embargo, cómo lo haríamos en medio del narcoestado del que tanto nos hablaron. Es, precisamente, el narcotráfico una parte importante del problema de inseguridad que vive el país. ¿O ya nos olvidamos de los crímenes de sicarios en medio de la vía pública o restaurantes?
“El país no tiene tiempo para discusiones ideológicas, porque cinco años es un plazo corto para una tarea titánica que debe comprometer a todo peruano de bien”. ¿Es este un mensaje para el Frente Amplio?, porque sin temor a equivocarnos son los únicos con los que realmente podría existir una discrepancia ideológica.
Está claro que el FA no será aliado del gobierno, aunque Verónika Mendoza lo haya ayudado a ganar la elección. Además, como ha dicho el propio mandatario, “el que maneja el carro soy yo”, pero para bien o para mal fue el FA su copiloto en la última fase de la elección.
No se olvide, presidente, de que cuando se le pinche una llanta o alguien lo tenga que ayudar a empujar su carro ese copiloto mirará a otro lado, por lo tanto no pierda de vista que las discusiones ideológicas le pueden servir para saber con quién cuenta para alcanzar sus sueños, y quién lo podría remolcar. Ahora sí, se acabó el recreo. ¡Éxitos!
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Mindef pedirá a Contraloría examinar compras de últimos 3 años ►https://t.co/NZ0KKZlBYt pic.twitter.com/dVRatfQLz7— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 1 de agosto de 2016